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Historia

Capítulo 3 Con mi amiga en un bar

Palabras:1153    |    Actualizado en: 22/06/2025

odo me resultaba tan nuevo! Casi

encaramamos a los taburetes, y de pronto mi vestido se alzó peligrosamen

n grupos de a dos "admiradores", así que en media hora ya h

prometía placeres paradisíacos a los chicos que se le acercaban. Ello

po de cinco chicos que me encantaron: a

- aunque Cristina y yo fingíamos un poco- propuso continuar la v

coche de los chicos, imaginaba ya e

terreno sin espacio para siete, pero

delante, sobre las rodillas de un moreno rizado que se llamaba Gosha. Arrancamos

os hombros, acercándose poco a poco al pecho. Me di la vuelta por completo y me subí a horcajadas s

a fondo con su rubio, mientras dos chicos

me apretaba el torso, tiraba de mis pezones erectos,

o con los dedos mis labios perfectamente lisos; luego los

raba con suavidad. Eché la cabeza hacia atrás y gemí bajito de plac

s de los costados sacaron también sus miembros - muy grandes, por cierto, lo cual me alegró- y se masturbaban observando

iga - dijo, señalando con la cabeza

ó a carcajadas el chico al que estaba atendiendo. - Dale la vuelta en el asiento, que tu cul

r la bragueta del conductor, bajarle los pantalones, de donde salió un miembro

osha, deslizando los dedos por mi vagina, que

sta! - me animó Cristina

l momento solo entraba hasta la mitad de mi garganta. La saliva se escurría de mis labios, y yo imaginaba cómo terminaría inundando mi boca con su semen, por lo que redoblaba mis esfuerzos. Mientras tanto

con avidez el miembro de Gosha, y al

gota - ordenó al instante, -

u chorro, luego lamí el miembro a concienc

- me acarició

s, y Gosha me dio una palmada suave en la

l piso. Era un edificio alto en una zona residencial de lujo. Mientras subíamos en el ascensor con espejos, me miré: despeinada, el vestido a

cote de su vestido. Al salir del ascensor, los chicos nos arrastraron a la habitación más lujosa:

ctor bajaba a buscar un par de botellas de champán y copas. Al parecer, é

notar las miradas voraces de los chicos sobre

s ya nos estaban manoseando. Me arrodillé ante el rubio al que mi amiga

, apretándolo un poco dolorosamente a través de la fina tela, r

la cintura, estirando mi raja con los dedos y de vez en cuando llevándomelos a la boca para que

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