Bogotá y el amor profundo que sentía por Alejandro Rojas, e
ndación Nuevo Amanecer, con el preciado an
N y su voz, antes de amor, tronó una acusación helada: mi padre, e
fui disparada por su lealtad, cayendo mientra
a verdad: Alejandro, el hombre que amaba, me confirmó sin piedad que siemp
ada mirada a mi alrededor, cada palabra de su fría exno
vacíos me atravesaron como si fue
s noches compartidas, la promesa de
tanta crueldad, llamándome la "hija de un asesino" mientras el misterioso nú
se había retorcido hasta volverse irreconocible, dejándome
n oscuro secreto materno-mi madre había sido una valiente infiltrada
da en las fauces del cartel de "El Espectro", dispuesta a sacrificarlo todo para vengar