ro era frío, inc
e de Piedra. El metal frío se sentía extraño contra sus man
deaba con
l cumpleaños de Luciana. Y el cuarto aniversario de
dad nunca habí
ranza, creyendo que cuatro años de devoción podrían
recordatorio de que él no era suficiente. S
ía le quemaba en el pecho. Las pa
o había t
ltima vez, aunque ya se sabía las palabras de memor
spiró hondo el aire frí
erpo
ue volaba. Luego, el impa
que se extendía lentamente. Era la nota fi
horas
o por el suave sonido de León trabajando. El aire ol
e su boda con Luciana Salazar,
platos favoritos y había abierto una botella de un vino único, una cos
Las hora
al se abrió de go
mpre. No venía sola. A su lado estaba Kieran Hewit
n de León
él, intentando que
Dejó su bolso sobre una silla
respondió ella, con la vo
dos. Señaló la mesa. "He preparad
rada pasó por encima de la mesa puesta con de
abra era
"¿No puedes... no puedes al menos fingir
y sus ojos estaban llenos
nca fue un matrimonio. Fue una transacción. Te casaste conmigo por el estatus y el d
a en quiebra? Fue por un trasplante de médula ósea. Tú eras el único donante compati
ad calculada. Él sabía del contrato, por supuesto. Él mismo lo había propuesto, en
con la mano en el pecho, com
una risa corta
s reír. No sabes l
desesperado por un poco de calor, por
empujó c
s", siseó. "
nos de lágrimas que se negab
unca serás mi marido. Ni en esta vida, ni en la próxima. La úni
estaba extendida hacia ella,
ndido; era odiado. Su devoción no generaba cariño, sino avers
olo por completo, León vio una carta sobre la mesa de la
temblorosa
a a la que había salvado con su médula ósea no era un familiar de ella. Era Kieran Hewitt. El
l suelo desaparec
agedia que no era la suya. Su sacrificio, su matrimonio, su amor...
nada por l
sa, dejando atrás el vino, la cen
Luciana tend