areciera en la puerta de mi casa. Su arroga
rco de la puerta como si fuera el du
n decir un
"Pero no tienes que ser tan dramática. Te doy mi permiso. Puedes dejar esa tonta
ó sin aliento por un segundo. Luego,
rdad crees que necesito
res decir
coches. Yo me voy a la UNAM", dije, disfrutand
. Su rostro, que en mi vida anterior yo recordaba
? ¿Tratando de convencerl
xpresión de profunda tristeza, co
voz temblorosa. "Yo solo... solo quería des
sos. "Veo que eres feliz c
nflado por mi supuesta devoción. "Ves, Sa
"Pues si de verdad lo entiendes, lárgate. No que
ta para ocultar mi sonrisa. "Les
ha reprender a Iván por haber venido a verme. La
México, sucedió lo inevitable. Mi carta de ad
egundo para saber q
án. Él y Sasha estaban sentados
NAM ha desaparecido", d
Qué lástima. Supongo que es el destino. Ahora
nfrontación directa era inúti
derrota total. "Quizás tienes razón
iar mucho, graduarme con honores. En mi vida... en mis sueños, a
egurándome de tene
una casa bonita, un coche nuevo... para que no tuvieran q
a vida de lujos que habíamos tenido, los coches caros, la
teresada. La idea de una
quizás exageré. Tal vez la carta no está perdida. A lo mejor s
, Iván?", pregunté, con la vo
l pecho. "Siempre cuido de
la mano. Estaba arrugada y tenía cinta adhesiva en varios lug
detrás de tu librero. No olvides lo que pro
dije, tomando la carta
a, Sasha apareció de la nada y se aba
estabas tratando de
án la apartó de mí, pero no a
e gritó Iván. "¡Fue s
gre. Los miré a los dos, a la pareja
na voz fría como el hielo. "No olvi
a la UNAM estaba despejado. Y ahora, tení