libros, en las cocinas de práctica, en el arte de la gastronomía. Cada fin de semana y cada vacación, t
brica con Sasha, sobre cómo habían ascendido a supervisores de línea. En cada carta, me "advertía" que no saliera
a la basura sin si
ajo, lo cual era cierto. Les enviaba dinero, más del que habían visto en sus vidas. Finalmente, en mi último año, los convencí de que se mud
e los restaurantes donde yo trabajaba. Era tranquilo, inteligente y tenía una calma que contrastaba fuertemente con el c
on honores, sino también un esposo y un peq
cidí que era hora de volver. No por no
do de diseñador, Máximo un traje a medida. Leo balbuceaba felizmente en su silla de
eso corrió como la pólvora
un aire de sofisticación. Los cuatro años de ellos en la fábrica los habían desgastado. Sasha parecía mayor, con líneas de
ogancia seg
ndo nuestro coche con envidia. "La gran chef. Sup
mi voz neutral. "Les pres
intió cor
n fijos en mí. "¿Esposo? Luciana, no tienes que me
n. No todo gira
quilaste para la ocasión? Vamos, Luciana, todos sa
só a mi lado. Sasha miró a Iván,
ncontraron un problema conmigo. Pero nunca se nos ocurrió que el problema p
ella no puede tener hijos?",
aba de desatar, se rió. "Es algo e
o? Qué extraño. Bueno, como puedes ver, el problema nunca fui yo". Acaricié mi vientr
ego a mi vientre, y luego de nuevo a Iván. La d
voz temblando de rabi
confundido, la siguió, lanzándome un
en su perfecta vida de f