nos pasos hacia la salida
brazo con una delicadeza fingida. "No te vayas así. Piénsalo bien. La empre
iró a Camila a los ojos, viendo a través de su actuación. "Gra
na perfecta imitación de inocencia. "Fue solo un regalo, un ince
a a esa mujer la satisfacción de verla perder el control. "No tiene nada que ver con
l rostro rojo de furia. Sostenía en la mano un formulario d
Después de todo lo que he hecho por ti! ¡Te saqué de la nada, te
vando. Los empleados bajaban la cabeza, i
. "¿Quién habla de traición, Alejandro? ¿El que le recorta el sue
por la humillación pública. Luego, su ira se desbordó. Caminó a grandes zancadas hasta ella
un pie en mi empresa! ¡Eres una malagradecida, ce
on una calma exasperante, recogió el papel del suelo, lo dobló cuidadosamente y lo gua
, Alejandro. El peor error de mi vid
, pero él la detuvo una úl
uesto 'sabotaje' del informe, voy a asegurarme de que el departamento legal r
donde sabía que podía doler. Sofía había puesto casi todos sus ahorros en la empre
ía, se acercó tímidamente. "Sofía, piénsalo", le susurró. "Recuerdo cuando empezaron en esa oficinita rentad
e escritorio, la emoción de conseguir su primer cliente importante, la alegría de ver crecer algo que sentía
por todo lo que di que me tengo que
ol la cegó por un momento. Buscó su viejo coche, un sedán confiable pero modesto que contrastaba dolorosa
al oído mientras ella sollozaba falsamente en su hombro. Él le acariciaba el pelo y le dio un beso en la frente, un g
a restante. Subió a su coche, arrancó el motor y se alejó sin mirar