ue sería el comienzo de una vida de ensu
ncial se llenó del frío desprecio de su flamante esp
la y de su "ridículo camisón" con su secretaria, Carolina, añadiendo la cruel estocada de que Ximena "n
¿cómo pudo ser tan ciega? ¿Cómo este hombre, al que e
mena tomó una decisión drástica: se divorciaría, y esta vez, nada la