img La Fisioterapeuta y el CEO Paralítico  /  Capítulo 2 Capitulo 2 | 40.00%
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Historia

Capítulo 2 Capitulo 2

Palabras:1694    |    Actualizado en: Hoy, a las 08:35

o grisáceo, como si el coloso mismo se burlara del mundo desde las alturas. El tráfico rugía abajo como un océano de motores y bocinazos, pero en la entrada principal, todo e

cabello recogido en una coleta alta, dejando que sus rizos bailaran, dejaba su rostro limpio y severo al descubierto. Mientras c

a en el aire: una mezcla embriagadora de cuero caro, colonia masculina y determinación corporativa. Maritza presionó el botón del último p

mármol blanco como una promesa. Allí, la esperaba una secretaria impecablemente ve

avor -indicó con

en tonos sobrios de azul y gris, iluminados por discretas luces de acento. El aroma sutil a cedro, provenie

rta doble de caoba pulida y

ñor Cisneros la reci

o de la sala, escaneando el espacio. Muebles de cuero negro, minimalismo de lujo. Una cafetera de dis

í?, pensó, apretando lo

e caoba volviera a abrirse, esta vez de manera solemn

lo

lla de ruedas, las manos apoyadas en los reposabrazos con una elegancia contenida. Su rostro era angulos

Cisn

ralentizara su curso, atrapándola en un vórtice de reconocimiento y desafío. Era el

e había visto en la clínica. Era imposible olvidar esos ojos marrones,

algo ¿interés? ¿Molestia? ¿Curiosidad? cruzó fugaz

habló con una voz firme que ras

sto de asistente? -preguntó, clavando sus ojos e

e denso, incómodo, cargado

gró disimular una sonrisa tras su carpeta de cuer

que una sonrisa ladeada y cínica curvara sus l

reguntó con voz baja pero autoritar

rder la compost

iciente, y... -añadió en un tono más bajo, como si compartier

los labios de Alan, aunque sus oj

n la autoridad de quien está acostumbrado a ser obedecido-. Yo soy el jef

s resonó como un latigazo en el mármol. Sus ojos, de

-replicó sin pestañear-. No soy una m

. No estaba acostumbrado a esa resistencia. Mucho menos de parte de una mujer que, en v

e removió. Un cosquilleo incómo

o, casi un ronroneo amenazant

te, arqueando una ceja como si aceptara un

digo -dispa

a romper la tensión densa que vibraba entre ellos

a, tu primera tarea será organizar la agenda de Alan. Reuniones, citas, lo que

isa seca, corta, que

olsa en el hombro con un movimiento brusco-. As

ue, contra su voluntad, le bailaban en el rostro. Afuera, la ciudad seguía su ritmo

la primera vez que esos ojos fríos se clavaron en los suyos m

o en voz baja, sin mirarl

sus pasos firmes retumbando como tam

rse, dejando que sus palabras quedaran

ras ella, Marcos soltó una c

as, dejó escapar una son

teresante", pensó Marcos, y

erra apenas h

o, diseñado para impresionar a cualquier visitante con su elegancia glacial. Lavabos de porcelana

taba un suspiro largo, arrastrado, como si intentara expulsar todo el estrés

pe seco. Se miró en el espejo: sus ojos marrones brillaban con un

apar una risita que sonó como un pequeño estalli

la rodeaba. Mientras secaba su rostro con una toalla de lino blanco, la puerta del baño se abrió y entró una mujer en

d? -preguntó la mujer sin rodeos, examinándola de pies

eza, una sonrisa feli

é me necesites -resp

sa seca, casi incrédul

ban llorando en este mismo baño. -Le lanzó una mirada sign

esta vez, baja, grave, que reverberó

arqueando una ceja-. Que

dirle o salir corriendo, y terminó saliendo del b

ica, no tenía batas blancas ni camillas alrededor. Estaba en medio del coliseo corporativo

abeza lentame

y buena en lo que hago -s

rizos bajo control y, como quien se pone una armadura invisible, salió del baño

hacer bien, era domar a los heridos... i

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