img La Fisioterapeuta y el CEO Paralítico  /  Capítulo 5 Capitulo 5 | 100.00%
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Historia

Capítulo 5 Capitulo 5

Palabras:1292    |    Actualizado en: Hoy, a las 08:37

iante, con un cielo de un azul casi insultante para

ado, barría las calles, haciendo que las banderas

ente. Vestía un traje oscuro impecable, su camisa blanca inmaculada como una declaración silenciosa de orden y autoridad. El cabello, peinado hac

a, era to

en su estómago con una ansi

era una declaración de poder, una prueba que no podía darse el luj

e la oficina cambió como si alguien

ones resonó contra

ibrante como una llamarada, parecía retar a quien se atreviera a sostenerle la mirada. Su cabello, recogido en

uros que no pedían

ión, la vio atravesar el pasillo

una mezcla entre diversión re

su lado, bajó la vo

a atención? -masculló, sin

na curva peligrosa en sus

como para que su perfume, un aroma intenso de

uena conducta, jefe? -murmuró,

, desarmado po

ner su expresión, te

ajo -gruñó, sin de

i un susurro, mientras se ender

lor a la piel hasta hacerla tiritar. La mesa larga brillaba bajo las luces LED, reflejando los rostros de los inversionistas que

el murmullo de las conversaciones

cabezas s

s. Otros, los más cínicos, los más viejos, no pudieron evitar clavar los

ada, cada gesto sut

alimentó la chispa desafian

ptible, indicó a Maritza q

palabras, y tomó su puesto com

illos antes de hablar. Su voz, cuando surg

imiento real -anunció, su mirada b

ivas aparecieron en la

on precisión quirúrgica, ajustando cables, tomando notas en un iPad que parecía

sitivos, el zumbido lejano del aire acondicionado... t

engominado, sonrisa sobradora y un reloj ostentosamente g

la cabeza como un cuervo curioso-, su... situació

o cayó como

los apoyabrazos de su silla,

boca para

a, Maritza se adelantó un paso, sus tacones

rtante como vidrio roto- es la de algunos para recono

rió la sala como u

de Alan a ella, como si buscaran pista

os entornados en una mezcla de incredulidad, ira cont

ntarse, se encogió de hom

tono burlón, inclinándose apenas hacia él-. Estoy de

ordiéndose por dentro para no soltar l

una chispa intensa

nuó, pero el clim

con más atención. Cada gesto de Maritza,

lso, impregnaba el aire

istas comenzaron a abandonar la sala murmurando entre

n escándalo -dijo, frotándo

brazos, sonrió con una

scándalo. Solo sal

nte, su expresión endure

vio, y algo más oscuro y tentador

ma, Méndez -murm

hacia un lado, un destel

o le e

no res

a rendición no declarada. Fue todo lo que Maritza necesitaba para sabe

ía de tonos violeta, naranja y rojo quem

solo interrumpido por el

me que daba a la ciudad,

dos sobre el reposabrazos de su s

resaba una y otra vez a la

incendiarios, a la forma en que

mo si fuera un peligroso licor, uno que ardía al entr

un pr

ógica, no podía esperar a enfre

obre la ciudad, Alan sonrió para sí mis

sa guerra de

pezaba a disfr

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