me cargaba en sus hombros, y los dos reíamos a carcajadas, con el sol pegándonos en la cara. Él me la había dado
lo h
ás haciendo? ¡Vam
esde el pie de la escalera,
o parecía más lejano de lo que rec
é, esperando gan
la puerta de mi cuarto se abrió con u
uesto por la furia. Su máscara de madre
endo?", siseó, sus ojos fi
brazo con una fuerza que me sorprendió, una fuerza que no correspond
grité, trata
uel se cayó de mi bolsillo y a
presión cambió de la ira a una especie de repulsió
voz temblorosa, "¡te dije
ego en cuatro. La hizo trizas con una furia descontrolada, sus ma
ntiendo un dolor
mó. Se levantó, se alisó la falda y respiró hondo.
lce. "Me alteré. Es que me preocupo tanto por ti. Todo esto de tu h
suaves, pero su agarre seguía siendo f
e momento
equeño tatuaje. Era un diseño extraño, casi como un código de barras en minia
edé h
os. La he visto usar vestidos de manga corta, pu
iene ning
era posible. Estaba ahí, claro como el día. Un detalle pequeño, insignificante par
rmó los papeles, la que me preparó el desayu
o cabello rubio. Pero ahora, viéndola de cerca, algo estaba mal. Sus movimientos eran un poco rígi
pensé, y el terror me recorri
sa que se parecía a
resonó en mi cabeza:
n, mi mirada fija en su muñeca. Su sonrisa se de
tonterías y vístete. No vas a arruinar todo por un berrinche infantil.
, su control volviéndose m
a, pero también había algo más: una determinación fría. Tenía
, tenía que seg
ngiendo sumisión. "Lo siento. Estaba nervio
sus ojos entrecerrados, evaluando mi sin
un tono condescendiente. "
uedé sola, temblando, con los pedazos de la foto de mi he