o había funcionado del todo, la impostora a mi lado solo me había ofrecido una botel
coche giró hacia el centro de la ciudad y se d
Tengo que recoger unos documentos
rotestar, él ya estaba fuera del coche
na de las mesas de afuera, con una taza
mejor amig
ntes que Miguel, y fue él quien iba a recibirlo cuando cruzara. Después de la desaparición de Miguel, Ricardo me ay
o, no podía ser una coincidencia
xpresión cambió de la sorpresa al reconocimiento, y luego a la pr
su rostro se contrajo en una mueca de... ¿reconocimiento? ¿O era ira? Fue tan rápido q
ahí", dijo ella, su v
los de Ricardo, tratando de transmitirle toda mi desesperación. Mov
levanté dos dedos, y luego los bajé, señalando a la mujer a mi la
. Dejó el periódico sobre la mesa y se levantó, caminando hacia el
lta, acercándose a mi ventanilla. "¡Cuá
ventanilla, manteniendo
Sofía y yo íbamos de camino
quería saludar. Oye, Sofía, ¿te acuerdas de aquella vez que Miguel intentó arreglar la bici
s tres sabíamos los detalles. Era su forma de dec
gundo? Es que mi coche no arranca y veo que su esposo sabe de mecánica", dijo, se
y Ricardo lo interceptó, llevándoselo hacia un co
laramente molesta por el retra
i mom
o bien", le dije a la i
vas de aqu
, y sin esperar su respuesta, a
o y el falso David estuvieran a solo unos metros, mirándonos, la fr
es, con una sonrisa forzada e
n latiendo con fuerza. Me sentí
surré en cuanto
de sonreír como si estuviéramos charlando amistosamen
Thompson. Y Miguel... me mandó un m
ra enseñárselo, para
i teléfono vibró. Un nuevo m
orosas, Ricardo mirando
NO CONFÍES EN ÉL.
fono, confundida y aterro
ía desaparecid
mirada que nunca le había visto antes. La misma mirada v
instante,
jaula directamente