on uniformes grises y expresiones aburridas, apa
a su casa a jugar," dijo uno de ellos con un tono c
to cuando estaba a punto de gritar, de negarse a moverse, decidió cambiar de táct
para sorpresa de todos. Agarró la mano de
o parque al otro lado de la calle, un pedazo de tierra polvoriento con un par de bancas de metal oxidadas. S
a en sus pensamientos
quién tenemos aquí. La
os matones que recordaba de su otra vida. Tres de ellos. El que habló, un hom
queando la luz del sol, sus sombr
Sofía, empujando a Mateo de
dijo El Chato, sonriendo con malicia. "El Licenciado no está contencado y una de las aliadas más vociferantes y antiguas de Vargas. Sofía la recordaba de los mítines, siempre en prim
endo la atención de los transeúntes. "¡El Licenciado Vargas, un hombre t
onfrontación con matones en un parque; era una humillaci
lo quiero lo que es mío," resp
que Sofía pudiera reaccionar, el hombre se abalanzó y agarró a Mateo.
ó Sofía, el pánico
que al niño le pase algo," si
! ¿Quién sabe de quién son estos niños en realidad? Su padre, el soldadito, pasaba meses fuera. ¡Es
zado a congregar a su alrededor la miraba ahora con sospecha y desprecio. Las palabras de una anc
" logró decir Sof
as en el suelo polvoriento. El golpe le sacó el aire y raspó la piel de s
"El Licenciado te ofrece una buena lana por ese jacal inmundo. Acéptala
e esparcían como un reguero
vieron con homb
ne razón, seguro
, tener que lidiar
ntra. Se sentía pequeña, impotente, aplastada por el peso de la corrupción y la malicia. Peosos. Levantó la cabeza, mirando directamente
ción inquebrantable. "Murió sirviendo a este país. Y esta casa, este terr
la levantó en el aire,voz resonando en el parque. "¡Hay gente que todavía respeta el uniforme! ¡Hay gente que todavía cree
silencio tenso. El Chato la miró, su sonrisa burlona vaciló por una fracción de segundo,