ón del hospital, mientras un reportero hablaba en la televis
mi mano con una dulzura que me revolvía el estómago, mientras Ma
i vestido que mi abuela me había inspirado en sueños, y luego, con la influencia de su pad
empezar de cero, un incendio "accidental" me q
una pequeña luz cálida, el amuleto de mi abuela, comenzó
n mi habitación, en mi cama, y mi celular
todo comenzó
, recordando cada palabra de desprecio de Isabella, cada
ima. Esta vez, yo escribir
academia, donde la encontré a ella, Isabella, con mi vestido en sus
, dije, mi voz más profunda,
fía! Qué susto me diste. Solo
bas robando mi diseño. Estabas a p
eño. "¿Otra vez?
uiera que pasara por el pasillo pudiera oírme. "¡Ladrona! ¡Isabella de la
diantes y profesores se asomaban. Este