icardo, el padre de Isabella. Su rostro estaba congestionado por
!" siseé, trata
Perdí el equilibrio y caí al suelo, mi cadera golpeando la dura made
no no era de preocupación por mí, sin
un guardián furioso. No me dedicó ni una mirada de pre
hizo daño?" preguntó, su voz llena de un
esde el piso, la rabia y el dolor mezclándose en
para mirarme, y su expre
. No soportas que tu prima tenga más carisma y sea más querida que tú. Ti
iones que había escuchado toda mi vida, las mismas que él y su fa
ojos, pero me negué a dejarlas caer. Me le
iegamente. ¡Ese vestido es mío! ¡Mi trabajo, mi sudor, mi
ció enfurecerlo más.
el vestido que Isabella todavía llevaba puesto, su
, hizo lo
con sus dos manos enormes y
III
a mitad, los hilos que contaban la historia de mi abuela se rompieron para siempre. Mi
é los restos de mi trabajo, los pedazos de mi corazón esparcidos por el suelo. Todo
l. Incluso Isabella parecía sorpren
da, arrojando un pedazo de tela a mis pies. "Ahora y
su rostro una másc
no te atrevas a presentarte al concurso. Ya has causado suficiente vergüenza a esta familia. Te qued
n impuesto en mi vida anterior, solo que esta vez,
de mi sueño, con la risa silenciosa de Isabella