que se acercaba, la última caricia antes del final, mi hermano Nico estaba a mi lado, apenas respirando, su
era, un murmullo sordo que
Velasco, ahora éramos solo traidores sentenciados, todo se había derrumb
gado mi confianza, nos vendió, y lo hizo junto a Adrián, el hombre que consideraba mi amigo más cercano, un h
alsas, Adrián con una expresión de dolor fingido, sus palabras fueron veneno puro, "Leo, ¿cómo pudiste traicionar a tu propio pa
s, cartas forjadas, testimonios comprados, y nuestro padre, cegado por la confianza que tenía en
ción, sino por puro placer sádico, querían quebrarnos el espíritu antes de quebrarnos el cu
con sus ojos, que perdían el brillo día a día, y susu
egado, la puerta de la celda rechinó al abrirse, la luz de
no de ellos, su voz er
nde el cadalso nos esperaba, el aire fresco de la noche se sintió como una b
nto a mi padre, ella se aferraba al brazo de Adrián, su rostro era una máscara de tristez
plazado por un odio tan puro y absoluto que me quemó p
iel, miré a Nico por última vez, él me devolvió la mirada, y en s
, Nico" , l
iento, Leo" ,
se apretó, mis pulmones gritaban por aire,
arpa
a cabeza, como si m
sentía la soga, estaba en mi propia habitación, en el palacio, la luz del sol de
pesadilla terr
levanté de la cama, confundido, y me miré en el espejo, era yo, pero más j
ó corriendo, su rostro estaba pálido, sus ojos abiertos po
o nosotros podíamos entender, no hacían falta palabras, en su mirada vi el mismo horror, la misma
n lo reco
muertos, ha
susurró, su
palacio, claro y fuerte, "¡Por orden de Su Gracia el Duque, hoy se anunciará el compromiso ofi
a ir mal, el día del anuncio de mi compromi
e transformó en una furia fría y deter
, era una segun
idad para l
miedo y la confusión fueron reemplazados por una resolución d
s cosas serí
lón, donde nuestro padre, el Duque, estaba a punto de sellar nuestro