do de insectos molestos. Sentí las miradas de todos, una mezcla de lástima, curiosidad y morbo
que espe
er," la voz de Perla cortó el
e cruzó de brazos, una sonrisa de superior
reguntó Perla. "Vas a tener que esforzarte más l
lencio, miránd
r en el hospital estabas muy calladita también. ¿O fue tu herman
en el hombro. Un empujón débil, de prueba.
lo
té, sintiendo los huesos finos bajo mis dedos. La sonrisa de Pe
ida," siseó, tra
dije, mi voz era un susurro bajo y peligroso que no se pa
ustada. La solté con un empujón que la hizo tropezar. Se frotó la
hacia mi casillero, el de Sofía.
"Zorra suicida" . "Lárgate y muérete" . "Nadie te quiere" . Dentro, sus libros estabmi garganta. Esto era más que acoso
pe metálico que resonó en el pasillo. Me
izarrón. Entré y me senté en el pupitre de Sofía. Perla
dijo con una voz monótona, sin una pizca de sinceridad. "Espero que y
. Ella frun
cuchaste
rte. "También escuché que mi casillero fue vand
ilencio. La maestra Laura par
para mí," dijo a la defensiva. "Además
o quiere verlas? Usted vio cómo Perla tiraba mi almuerz
su cara se puso roja. "¡No voy a permitir que
asiento. "Está loca
e por su negligencia," dije, apoyando las manos en su escritori
l director, ahora mismo!"
luego la miré a los ojos
todos los papeles y libros de su escritorio. Cayeron al s
etrocedió, sus ojo
," dije, mi voz era puro hielo. "Pero no
dejando atrás un silencio de muerte y el rostro aterrorizado de un