staba viva, o al menos eso creía. Había sobrevivido a una cirugía de
más fuerte que cualquier bisturí. Escuché las voces de mi esposo Mat
to, Mateo. Mejor d
dulce y vene
esposa lo criará como si fuera
Mateo, "ingenua, confía ciegamente. Se casó
¡sino también la muerte de mi madre! Camila confesó haberla empuja
ieron, pero en lo más profundo de mi ser, una furia helada comenzó a arder.
l victoria, contacté a mi hermano Ricardo. El juego de Mateo