ué el teléfono, la puerta se abrió de golpe. Entró fur
verás a hace
guardando el teléfono en mi bolso.
inguna parte!
derecho, Ricardo? ¿Con el derecho del hombre que me acaba de
o, reemplazada por una pizca de culpa. "Sofía, y
voz cortante. "Se llama la verdad. Pero es una
is manos, pero retrocedí c
acerque
. "Bien. Si así lo quieres, así será. Pero no saldrás de
sonido inconfundible de la llave g
ía enc
el pomo. Estaba cerrada. Empe
a puerta! ¡No pue
us pasos alejarse, y luego l
r por mi garganta, pero lo tragué. No le daría esa satisfacción. Me s
el cielo, proyectando largas sombras en la habit
scuché voces airadas, gritos. Reconocí la voz de Doñ
violento en la puer
ro ver a la mujer que le a
jer que irrumpió era corpulenta, con el cabello teñido de un rubio chillón y el rostro
por favo
Camila. Me miró
a culpa a mi niña inocente", escupió las palabras. "Y no solo eso. ¡Ahora resu
pulmones. ¿Embarazada?
re, sollozando. Miré a Ricardo, que acababa de
arco de plata, estaba mi posesión más preciada: la última foto que me tomé con mis padres antes de mudarme a la
mo un toro, agarró
ilia de indios? ¡Con r
arco al suelo. El cristal se hizo añic
os, de salvar la foto de mis padres que ahora yacía expuesta y vulnerable entre los cristales roto
e mi l
ue salió de lo más profundo d
ita!", aulló la mujer, levant
Ricardo se movió. La empujó hacia
fue suficiente! ¡Sa
"Sofía, lo siento. Yo... yo lo arreg
o roto, pero aparté s
na de un veneno que no sabía que po
vanté, ignorando el corte en mi dedo, ignorando a la madre de Camila que
rdo. Su rostro estaba lleno de una dese
oz mortalmente tranquila. "Llévate a tu a
un hombre ahogándose qu
un hotel. Arreglaré todo. Y cuando vuelva... cu
nte. "Está bie
a las dos mujeres fuera de la habita
mi mente, solo ha
mientras lo veía desaparecer por
ntos era la última mentira