metió en los pulmones y me revolvió el estómago. Empujé la puerta de la habita
ero no de la forma en que el amor lo hace, sino
orde de la cama. Sostenía una cuchara con sopa humeante y la
", le susurraba, su voz era un mu
mohadas, con el rostro pálido y los ojos llenos de lágri
y al verme, su rostro se endureció, la tern
ía? ¿No te dije que t
rada en el umbral, sintiendo cómo la i
ás fuerte de lo que pretendía, temblando de
ia la ciudad que afuera susu
ablando, Ricardo. Tod
n atropelladas, trop
ue a mí me atacaron esos hombres, que el bebé
de ellos, sino de él. Porque era s
la mesita de noche con un gesto de fastidio. Se
, vas a alte
las sábanas, sollozando suavemente, como si mis palabras la
r lo que oía. "¿Y qué hay de mí? ¿Qué hay de
. Apenas se notaba, pero ahí estaba, una pequeña vida que se
e. Sus ojos estaban fijos en
ra el de alguien que le explica algo obv
rente
ación más lógica del mundo. "Un escándalo así arruinaría su vida, su
ando cualquier rastro del hombre con el que me casé, del hombre a
contr
raño con oj
sí estoy casada, así que a mí sí me puede caer toda la mierda
ostenerme el reto. "Tú eres más f
sa cosa cálida y brillante que había sentido por él durante años, se hizo cen
a mí. Solo amó la idea de tenerme, la comodidad de mi sumisión.
pero no eran de tristeza. Eran d
hombre que había destruido
na, vacía de toda emoción. "Ya que mi reputac
no con rabia, sino con una desp
azón para que nazc
na chispa de pánico en sus oj
ortar, Ricardo. No voy a traer a un hijo a un mundo donde su
tación, dejando atrás el olor a desinfectante, el sonido de