nseguido un trabajo sencillo como cocinera en un pequeño restaurante familiar, nadie me conocía, nadie sabía mi historia, y esa anonimidad era un bálsamo, pero la paz duró poco, una tarde, mientras pi
te estúpida y débil, quiso correr a sus brazos, pero la imagen de mi b
inmediato, sonrió, pero su sonrisa ya no me caus
ando a los pocos clientes que lo miraban con curiosidad. "Valentin
n témpano de hielo, seguí picando la cebolla sin mirarlo, el
iada. "Sé que las cosas han sido... complicadas, pero no tienes por qué actuar de esta forma
ta y lo miré fijamente. "
gida. "Los médicos dicen que necesita un ambiente de total tranquilidad, y tus... dramas, no ayudan, por eso vine, par
aliento, no podía creer que él, manip
na calma que me sorprendió a mí misma
frunció el ceño, como si no pudiera procesar que y
s a hacer aquí, en este... lugar? Tu vida
quedó parado un momento más, confundido, como si mi nueva actitud fuera un rompecabezas que no podía
una llamada del Doctor Ricardo, el médico que había tratado a
que necesita una especie de tratamiento especial, un procedimiento muy raro y doloroso, y le ha dicho que la única persona
z no vino solo, dos hombres corpulentos, los mismos que me habían sacado del hospital, bajaron con él, me encontra
uéltenme!", grité, lucha
encia. "Deja de pelear, Sofía, es por el bien de Valentina, sol
está enferma!", le supliqué, pero él
rrastraron a una habitación donde Valentina me esperaba, recostada en una cama, con un aspecto
jo Valentina con una voz débil y
ité, pero fue inútil, el médico se acercó a mí con
dije al médico, mi voz temb
de consuelo, su mirada estaba llena de ternura y amor, pero toda esa ternura era para ella, para la mujer que me había destruido la vida, mientras yo estaba a punto
menzaba a fluir por un tubo de plástico, hacia una bolsa, y luego, supuestamente, hacia Valentina, ella ce
aba la frente, su devoción era total, y esa devoción era un cuchillo que se retorcía en mi corazón, el
bil y mareada, el médico me des
rte", dijo c
de billetes. "Toma, por las molestias, es más
ad, era de desprecio, un intento de pagarme por mi sangre, por mi humillación, pa
sparcieron por el suelo. "No quiero tu sucio dinero",
, no iba a dejar que me pisotearan más. Regresé a la casa de mi madre, era el único refugio que me quedaba, pero la confrontación no tard
o con una sonrisa burlona, examinando la humilde casa
", le pregunté, bloqueand
nos vamos a casar, y no quiero que nada ni nadie arruine nuestro día, así que más te vale desaparecer de nuestra
a con mucho esmero en la entrada de la casa. "Empezando por esto", dijo, y con una patada,
la, pero no para golpearla, sino para empujarla lejos de la casa de mi madre, lejos de