img El Castigo de Amor  /  Capítulo 2 | 14.29%
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Historia

Capítulo 2

Palabras:1423    |    Actualizado en: Hoy, a las 18:05

nseguido un trabajo sencillo como cocinera en un pequeño restaurante familiar, nadie me conocía, nadie sabía mi historia, y esa anonimidad era un bálsamo, pero la paz duró poco, una tarde, mientras pi

te estúpida y débil, quiso correr a sus brazos, pero la imagen de mi b

inmediato, sonrió, pero su sonrisa ya no me caus

ando a los pocos clientes que lo miraban con curiosidad. "Valentin

n témpano de hielo, seguí picando la cebolla sin mirarlo, el

iada. "Sé que las cosas han sido... complicadas, pero no tienes por qué actuar de esta forma

ta y lo miré fijamente. "

gida. "Los médicos dicen que necesita un ambiente de total tranquilidad, y tus... dramas, no ayudan, por eso vine, par

aliento, no podía creer que él, manip

na calma que me sorprendió a mí misma

frunció el ceño, como si no pudiera procesar que y

s a hacer aquí, en este... lugar? Tu vida

quedó parado un momento más, confundido, como si mi nueva actitud fuera un rompecabezas que no podía

una llamada del Doctor Ricardo, el médico que había tratado a

que necesita una especie de tratamiento especial, un procedimiento muy raro y doloroso, y le ha dicho que la única persona

z no vino solo, dos hombres corpulentos, los mismos que me habían sacado del hospital, bajaron con él, me encontra

uéltenme!", grité, lucha

encia. "Deja de pelear, Sofía, es por el bien de Valentina, sol

está enferma!", le supliqué, pero él

rrastraron a una habitación donde Valentina me esperaba, recostada en una cama, con un aspecto

jo Valentina con una voz débil y

ité, pero fue inútil, el médico se acercó a mí con

dije al médico, mi voz temb

de consuelo, su mirada estaba llena de ternura y amor, pero toda esa ternura era para ella, para la mujer que me había destruido la vida, mientras yo estaba a punto

menzaba a fluir por un tubo de plástico, hacia una bolsa, y luego, supuestamente, hacia Valentina, ella ce

aba la frente, su devoción era total, y esa devoción era un cuchillo que se retorcía en mi corazón, el

bil y mareada, el médico me des

rte", dijo c

de billetes. "Toma, por las molestias, es más

ad, era de desprecio, un intento de pagarme por mi sangre, por mi humillación, pa

sparcieron por el suelo. "No quiero tu sucio dinero",

, no iba a dejar que me pisotearan más. Regresé a la casa de mi madre, era el único refugio que me quedaba, pero la confrontación no tard

o con una sonrisa burlona, examinando la humilde casa

", le pregunté, bloqueand

nos vamos a casar, y no quiero que nada ni nadie arruine nuestro día, así que más te vale desaparecer de nuestra

a con mucho esmero en la entrada de la casa. "Empezando por esto", dijo, y con una patada,

la, pero no para golpearla, sino para empujarla lejos de la casa de mi madre, lejos de

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