a golpeado, un recordatorio físico de una herida que en esta línea de tiempo aún no existía, pero que mi alma recordaba con una claridad aterradora.
a Ciudad de México. Vi a mi lado a Alejandro, radiante, aceptando las felicitaciones. Su mano estaba en la parte baja de mi espalda, un gesto posesivo q
alda y caminó hacia el centro del espacio, tomando un micrófono del atril. La confusión se r
con una emoción extraña, casi febril. "Les agradezco
en alguien. Sus ojos se suavizaron, se llenaron de una devoción
e. "He comprendido que la vida es demasiado corta para vivir con arrepen
mprendí en ese instante. No era
a mí, sino hacia una figura joven q
... ven
e inocencia estudiada, pareció sorprendida, pe
incredulidad. Podía sentir cientos de ojos sobre mí, algu
frente a ella, ignorando por completo al resto d
estómago. "He sido un tonto, un cobarde. No puedo vivir un segundo más si
, las miradas de burla dirigidas directamente hacia mí. Me convertí en el chiste de la no
a de mí, no había vuelto para enmendar sus errores, sino para reclamar lo que creía haber per
jos brillando con lágrimas fingidas. Miró hac
z era un susurro dulce y venenoso. "Esto n
o la víctima inocente atrapada en un torbellino de pasi
irarme. Su atención estaba completame
ente alto para que yo y todos a nuestro alrededor lo escucháramos. "Sofía es solo
forjada en el fuego del infierno que él mismo había creado. El
acepto," sollozó Cam
rente a mí. Los flashes de los celulares de los invitados comenz
y se giró hacia mí, su rostro er
que acababa de cometer un error. "Entenderás que nu
s, gritos, un escándalo. Esperaban que me desmorona
ía muerto en el su
directamente a los ojos, mi vo
que lo entiend
ndo una distancia deli
, te lo a
ocó. Esperaba hist
en el repentino silencio, "no solo está anulado.
sa, saborean
i renuncia. Ya no
undido, a una Camila triunfante y a una multitud bo