del edificio de Ricardo, con una laptop y un café negro. Durante una hora, redacté meticulosamente mi carta de renuncia formal y un acuerdo de confidencialidad de terminación, detallando ca
pecable. Lo imprimí en una papele
e esperaba, no en una sala de juntas impersonal, sino en
una sonrisa de aprob
álisis detallado de las vulnerabilidades del imperio de Alejandro, vulnerabilidades que solo yo conocía. Le mostré las oportunidades de mercado que Alejandro, en su
uestras fuerzas contra un rival común, sino el puesto de Directora de Estrat
me a los ojos. "Quiero que seas mi socia. Tu mente es t
ep
regarle los papeles a Alejandro, no por cortesía, sino para estable
empre me había tratado con una mezcla de en
tá en una reunión," di
í. "Subiré a mi antig
a durante una década estaba abierta. Dentro, no había nadie. Mis cosas personales
e escritorio de caoba y me disponía a
se aferraba a su brazo como una enreda
volvió arrastrándose. Sabía que no durarías ni u
ro, no seas tan duro," dijo. "Q
su escritorio, sin siquiera mir
evento del siglo. Necesitará la mejor organizadora. Pensé en ti. Podrías ser la asistente d
u vida, desde sus reuniones de negocios hasta la marca de agua que bebía. Había organizado cenas para sus socios, comprado regalos para su
mi humillación. "Es un buen puesto para ti. Siempre has sido buena siguiendo ór
a estaba colgada de sus palabras, que mi mundo se había de
ejandro," dije,
es con tu rabieta? Sofía, seamo
i la asistente de Camila. Ni tu empleada
vuelta
tono volviéndose más duro al v
erminación," respondí sin mirarlo. "T
puerta, él ya estaba a mi lado. Agarró el sobre de su escritorio, lo
te despido! ¡Y no te irás hasta que yo lo diga! ¡Me p
funda y helada lástima. Se aferraba a un poder que
suavemente. "Y muy pronto, te dará
y a un hombre furioso que estaba a punto de descubrir que la asistent