la que ya había visto. Las grandiosas y tontas promesas de Daniel a Judith eran solo rui
imos lazos profesionales con la Ciudad de México. Guardé mi laptop y miré hacia la
sus voces urgentes mientras entraban por las pu
na! -lla
a. Mantuve mis oj
-dijo Ismael, su v
iré, mi expresi
ada más q
vicio de transporte, confirm
no -dije al teléfon
parados frente a mí ahor
o Daniel, su voz
a cultivado durante las últimas
ue hacer
brándose-. ¿Es por Judith? Sabemos que la regamos. Solo est
a? -pregunté, una pequeña sonri
re nos has tenido para ti sola. Ahora
una cuchilla, pero no pudieron perfora
pregunté, genuinamente curiosa-. Su relac
ó Ismael-. Tú eres... tú
rectamente
go. Soy tu amiga. Fui
on como un golpe físico.
rarse, su rostro endureciéndose
ras saliendo a trompicones-. Siemp
, luego a mí, con lo
usurró-. Tiene
, después de todo el dolor, eligieron ah
-. Hace mucho tiempo. Pero ustedes lo mataron. Ambos. Con cada elecció
a su
es un
ro, listo para lle
eño
dije, despidiénd
ia ellos por
ta. -Las palabras estaban cargadas de
esto. Su voz era un lamento agudo, incluso a distancia. Se había queda
fono, luego a mí, s
ó la decis
s esto, Ange. Lo prometo. Iremo
n a ella, de nuevo. Fu
d se apoderó de mí. Siempre elegirían el drama
una última vez. Un
pre me elegirán a mí
na sola r
date
el número de Ismael. Borré sus contactos. Bo
mirar atrás. La casa estaba vendida. Las amistades habían t