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Historia

Capítulo 3 Susurros, tentaciones y más (1era. Parte)

Palabras:1569    |    Actualizado en: 04/08/2025

isma

purg

vi

a de la virtud, pero enfrentarse al abismo, dejarse devorar por él, eso es para unos pocos. Los demás... los demás se afe

ren la jaula dorada antes que volar con alas negras en un cielo prohibido. Por cobardía. Por comodidad

s. Se siembra en la tierra con huesos rotos, se riega con la corrupción de las almas. Se forja en la

coro de corderos. No para aplaudir sus decretos podridos de falsa luz. Desde el principio, sentí en mi sangre el hambre de algo más grande. Un fuego que no podían apagar con cán

lo que realmente era: un campo fértil para la crueldad, la ambición, la sed de poder. Una t

rio como un perro rabioso al que temen mirar a los ojos. Un exilio hecho de vacío,

e la culpa es un veneno que ellos mismos se inyectan para mantenerse dóciles. Ahora soy libre, libre de sus mentiras, libre para arrancar e

en sus cielos decrépitos, yo cabalgo sobre los gritos y las plegarias inútiles. Que teman. Que se escondan.

ue me quitaron. Y ella lo hará posible, la bailarina, Pero los inútiles engendr

tada del purgatorio, con las sombras retorciéndose a mi alrededor co

de viento helado-. Hicimos lo que nos ordenó... pero emergió Maski

anta. Un rugido contenido que quemaba mis entr

para romper la maldición... y la dejaron escapa

temblando tanto como sus rodillas huesudas-. Cr

en su rostro torcido. La criatura se encogi

juntos. Pero Maskim debía materializarse. Debía hacerse visible ante ella. No seguir ocu

olo roto por el aleteo sordo de mis alas exten

ó uno, arrastrando las palabras como si

s mismas del vacío-. Es muy pronto. No queremos a ese ent

rotó nerviosamente las garras contra su

tarse ante la muchacha

eo, mi figura envolviéndolo como una sombra vi

No puedo salir de este maldito lugar sin debilitarme. Necesito corromper más almas para recuperar

lo venenoso, como un veneno d

nrisa torcida, una mueca nacida del

da al cielo roto, ese velo agrietado que dejaba ver, como a través de un espejo empañado, el pálido resplandor

fec

astraba a la imagen de su ángel. Lo necesitaba. Lo deseaba. Pero aún no con la intensidad adec

tos, con la lengua húmeda de la tentación. No de amor, no... sino de hambre. De piel. De aband

rle. Las manos tensas, aferradas a las sábanas. Los labios temblorosos, in

A Maskim. Como si su contacto

los dedos crispados sobre los br

s se agitan. El aire se espesa. La rabia me su

el fuego dentro y lo apagas con miedo! ¡Tu carne lo llama, pero tu alma lo detiene

jadeando, con la frente perlada de un sudor que no

esfuerzo. Quizá la m

o hubiese golpeado-. ¡Nada estaría ocurriendo si hubieras hecho

asoma entre los pilar

raer a Maskim... te

carcajada seca que

la mano? Maskim no es un ángel común. Es filo puro. Y si lo enfrentan, no quedará ni su

cabeza. Tiembla.

en los dedos. El encierro aprieta, me consu

caen como veneno dulce-. La bailarina. Ella e

e una tensión espesa. Esperan. No entienden de

a se deslice entre nosotros como una serpiente- ella hará el resto.

z en el trono, exhau

tra deriva, pero si fallan está vez voy a aplastarlos con mis propias manos, ¿entienden lo que está en juego? -gr

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