rta. Cada parte de mi cuerpo gritaba de dolor. Un dolor profundo y hueco se había
ntre las sombras, un f
, con esa misma pregu
pared en blanco. El sil
del aborto fallido... todo era temporal. El verdadero dolor era él.
lo bajo-. Podría haberte dejado desangrar en esa m
a línea de mi mandíbula. -Así que no s
, deseando que
-Me soltó con un suspiro de frustración y se fue, su
itarme. Llevaba una bandeja con un t
bebé debe ser tan devastador. Pero no te preocupes,
alagoso. -Estuvo conmigo toda la noche, ¿sabes?
o su esposa, Aislinn. Es un hec
squebrajó. Sus ojos brillaro
o añicos y la sopa oscura y humeante salpicó la alfombra blanca. Las
ima, eh? -se burló, su voz
absurdo. La alfombra cara, la porcelana rota,
el pasillo. Los p
ra entró en ellos. Agarró un trozo del tazón roto, se lo pasó por su pro
trando su brazo sangrante-. ¡Solo vi
ríos de furia, se posar
modos. -Revisa las cámaras de seguridad -dije, mi
a de preocupación. -¿Estás bien? Déjame ver. -Tomó suavemente su bra
r encima de su hombro. -Nos
Aislinn de la habitación
en el suelo y comencé a recoger los trozos más grandes del tazón roto. Un borde afilado
ieron por mí unas horas más tarde. Me arrastraro
-le pregunté a Fletcher,
iente. No necesito verte actuar como un a
a los prejuicios de Fletcher, su profundo resentimiento hacia mí. Me había robado a mi famil
La aguja se clavaba en mi piel, una y otra vez. Estaba tan d
zo goteaba un líquido transparente en mis venas. Me incorporé, la ca
Aislinn y mi pad
su rostro un cuadro de amor y preocupación pater
e ella, su postura protectora.
. Aquella que todos deseaban
olución instalándose en m
eceré de sus vi