co, siempre me había cuidado de maravilla. Por eso n
a detrás de cada uno de mis treinta y tres "accidentes". Estaba enamorado de una nueva res
na trampa para que pareciera que la había abofeteado
en una azotea, él corrió a salvarla, dej
lpear a mi madre en la cárcel como castigo, y ella murió a causa de
de su padre. Nuestras familias nos habían unido. Y aun así, él destruyó
liberadamente mis cuerdas vocales, destruyendo mi capacidad para volver a cantar. Cuando
lo dejé todo atrás. Me había quitado la vo
ítu
nta y cuatro se sup
igésima cuarta ve
gunda, un candelabro se desprendió y me provocó una conmoción cerebra
ada vez, terminaba en el hospit
staba tan débil que había estado al borde de la muerte varias veces, con mi vida pendi
uería un poco de agua, un pequeño acto de normalidad en una vida que se
el cirujano más brillante de la c
que yo s
pasillo del hospital, escuché voces provenien
lta por el rec
o-. Esta es la vez número treinta y tres que Elara sale herida just
que buscaba la pared para est
veces. Había
án era fría, despojada de la calidez que siem
ella! ¿Por qué sigues lastimándol
ia está en deuda con la suya. Mi padre arruinó la carrera de su padre,
nsabilida
do a ver durante años de re
uesto a cumplir torturándola? -pregu
ero no importa. Tengo que mantener
pervisaba. Aquella cuyo nombre le había oído mencionar con
orado de el
e inmediato. El silen
edo es
como si mi corazón se hubiera detenido. El aire aba
n borrosa. Lágrimas que no sabía que
permitía, de vuelta a la seguridad de mi habitación. Me derr
y tres a
a falla de los frenos de mi coche. El empujón "ac
do había
no quería ca
ndiente cuyo difunto padre había sido un brillante cirujano. Mi padre había sacrificado su carrera, asumiendo la culpa de un er
era su forma de c
ues gentiles, su ceño fruncido de preocupación c
a que solo
y punzante de la agonía en mi pecho. Cada herida en m
se abrió.
na máscara perfect
tarte de la cama. Tus cos
e nuevo, y la palabra hizo qu
-dijo, con la voz suave y c
mano. Mientras preparaba el antiséptico, su teléfono vibró.
: un pequeño sol hecho a man
había llamado infantil y lo había arrojado a un cajón. Pero este, este sol, era
oz cambió al instante, vo
a? ¿Qu
vés del teléfono. Necesitaba su ayuda con e
labios de Damián, una sonrisa que
ocupes. Vo
s ojos volvieron a posarse en mí. Parecía im
en antiséptico. Se suponía que debía aplicar
z, no l
ardiente directamente
bios. Un sudor frío brotó en mi fre
, con la voz temblor
licente. No se detuvo. En cambio, sus movimientos se volvieron m
ndome el labio para no gritar. El dolor físico no era nada comp
ando para poder
o los utensilios usados sobre
rgencia en el hospital. Pórt
y salió sin
n clic, dejándome en un
ra siendo destrozado. Una lágrim
rida como de mi corazón d
vió negra mientr