Isabela
o los sonidos eran inconfundibles. Sus gemidos entrecortados, sus gruñidos guturales. Sus aromas, una mezcla nauseabunda de excitación y traición, ensuciaban el a
dos fueron suficientes para grabar
gresé a mi propio co
dentro, su expresión tan impasible como la piedra. Sostenía una pequeña cámara de
un murmullo grave. "Video y
para estabilizarme. El dolor era algo físico, un peso aplastante en mi pecho que me dificu
chivo", ordené
e de Vínculo Mental atravesó mis pensamientos. No era una petición; e
i cabeza. "Transferirás inmediatamente todos los archivos, notas y c
ma. El mandato no forzó la sumisión; cortó el último hilo. Este fue el último corte. El
así
ficina principal, transferí hasta el último byte de datos de mi disco personal al servidor de la man
ara romper mis lazos con l
ebía haber estado esperándola. Siempre había querido que me fuera, si
aja con los pocos objetos personales que había
sonrisa satisfecha y despectiva en su rostro. "¿Te vas
ugar. Una vez que te cases con Ricardo, tu único trabajo es ser una buena Luna y produ
o no sentí más que una fría y esca
dea de lo que