Elizon
amo de lirios, su aroma fúnebre llenando la pequeña habitación. Tenía lo
o siento -comenzó, su voz un susur
ana y vacía de emoción-. ¿Que una mujer desangrándose co
aba de pie a su lado de forma protecto
mirada fija
na y otra vez. Las enfermeras
r, Isabella dio un paso adela
Mi ansiedad... tengo un botón de pánico especial que marca directamente a
eía. La amarga ironía era un sabor físico en mi boca. Años atrás, él había sido mi contacto de emer
ado a mí y a nuestro hijo -dije lentamente, dejando que cada palabra aterrizara-, tú
apretada-. Lo compensaremos. Una vez que tú y el bebé es
verme en la cama y un dolor agudo irradió desde la incisión de la c
acercarse a mí, pe
o me t
ro se e
ella ya se disculpó. Estoy
voz elevándose-. Quiero saber por qué le has dado una llave y un botón
pacio-. ¡Y es una joven con problemas que me admira! Tus acusaciones son insultantes y sin fundamento. -R
El mundo se inclinó sobre su eje, una sac
la manipulación, colocó una mano
o. Está hormonal. Es comprensible. -Volvió sus ojos de cierva hacia mí-. Qui
a brillante.
ninguna parte. Esta es tu casa por el tiempo que la necesites. -Luego fijó sus ojos fríos en mí-. E
retó con seguridad y la sacó de la habitación, dejándome
día en que lo mencionó por primera vez, hace solo dos meses. Estábamos en la cocina,
brazos por detrás, su barbilla descansando
nto difícil. Una mala ruptura, una ansiedad paralizante. El senador pensaba que
piz flotando sobre el papel-. Con el bebé en cami
caría mucho para el senador. Su respaldo podría ser lo que nos haga ganar la e
familia. Una pequeña inconveniencia por un bien
da, casi tímida, hasta que los de la mudanza se fueron y Ricardo es
cardo tiene un gusto maravilloso. -Hizo una pausa, su mirada posándose en mí, aguda y eval
obre mi vientre hincha
Alguien que no lo frene con... cosas domésticas. Un hombre como Ricardo tiene un destino. Tiene
una expresión dul
migo que nunca ha sentido con
illa de duda plantada en los cimientos de mi matrimonio. Una hor
coincidencia. Sus palabras, su presencia, el estrés que había infligido deliberadamente.
olo una esposa hormonal y afligida. E
rdad, sin importar

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