vista d
herencia, un pequeño nido de ahorros que había protegido ferozmente. Después de su muerte, se convirtió en mi única ancla. A
o y esperar a que el mundo se acabara, pero la agonía no me dejaba descansar. Me quedé
Bruno Ferrer: Venganza Contra una Antigua Amante?". Los titulares eran lascivos, pintándo
rente contra el suelo húmedo y mugriento. Era una despedida. Estaba buscando la placa conmemorativa de mi madre, una pequeña y simple
o por el
cio de la mañana. Bruno estaba en la pu
un arete? -se bu
pie y comencé a alejarme, mi cuerp
unta -dijo, agarr
lando en una furia al rojo vivo. Le di un rodil
mi madre -escupí, mi voz r
le en sus ojos antes de que fuera reemp
ré una nueva. Una más gr
ldad un abismo entre nosotros. Luego me di l
lle, sus pasos haci
Dahlia? Es para lo ú
nuí la v
o juguete, Bruno. He oí
No podía soportar que hubiera construido una vida, por pequeña y fr
o, quemar su mundo tal como él había hecho con el mío.
po miraron mis nuevas tomografías, sus rostros una máscara cuidadosamen
, su voz suave-. ¿Cuántos de l
uno -
abrieron d
a tres meses. Lo recog
cendio forestal, quemándome por dentro, y yo lo estaba rociando con ga
podamos llamar? -preguntó,
e, las palabras de nuestra llamada telefónica
ió el
uy volátiles últimamente.
do esa paz, forzándome a volver a una guerra para la que ya no estaba equipada. Miré mi teléfono. Una alerta de noticias apareció en la panta
Anaya, su voz firme-, el dolor será.
ueva receta, sus
. Solo una
de su consultorio, encontré un rincón tra
l dolor se reagrupara y atacara de nuevo. Me acurruqué en una
é de nuevo. La madre y la hija
a está llorando
la mire
ie le importa? Si se muere, ¿q
eléfono vibró en mi man
ista para vo
riste por mí?* Quizás nadie. Pero conocía a alguien que se vería obligado a
a cargar
e. Caminé hacia una escalera desierta, el a
te, como si hubier
te que me
firme a pesar de los temblo
¿
iré
ras claras y precisas-.
-

GOOGLE PLAY