img La vio, no a su esposa  /  Capítulo 1 | 9.09%
Instalar App
Historia
La vio, no a su esposa

La vio, no a su esposa

Autor: Gavin
img img img

Capítulo 1

Palabras:2436    |    Actualizado en: Hoy, a las 22:06

re de una severa ceguera facial. Así que me convertí en una marca, no en una es

tud de cientos de personas y abrazar a su amante, Ximena

rrestaron por error. Grit

te y le dijo a la pol

mexicana, alegando que no me

posa mientras se la llevaban a rastras? No era su enfermedad; era su cor

osas se cierran, un viejo capitán de bomberos da un paso al frente. "Yo estuve en el incendio forestal qu

e a mí, a la cicatriz en for

ítu

de S

No de los ojos, sino de la mente. Tiene prosopagnosia severa -ceguera facial-, el resu

corte de pelo, un bob corto y chic para reemplazar mis largas ondas. Pasó de largo

dicho, con una v

distante en su rostro, del tipo que le

conocemos? ¿Vie

zón se hubiera caído

Ricardo

so vestido hecho a medida que me había comprado, el que

. El pelo...

a comentar sobre

í en un fantasma en mi propia vida, definida

un mar monocromático de tristeza. El aroma de Chanel No. 5 se aferraba a mí como una segunda piel, un recordatorio constante y empal

a Marca Sofía Garza. Simple

ando los picos nevados y escarpados de la Sierra Madre para un retiro corporativo. E

ué el

mira. Es

ana, su expresió

ró a mí. Nunca me

hecha a medida, grabada con las coordenadas del lugar donde nos co

rrido ensordecedor de metal rasgó el aire. El piloto gritó

a girar, el impresionante paisaje se convi

zo de Ricardo, agar

su nombre, mi únic

r el miedo, pero no había reconocimie

delante, mi cabeza golpeando contra el asiento de enfrente. El mundo se volvió negro por un se

tando de abrir la

o de alcanzarlo. La sang

a de miedo primitivo. Me vio, pero no me

fuerzas. Mi cabeza herida se estrelló contra el marco de meta

a a la que necesitaba

vi finalmente forzar la puerta y sali

o en nuestro tercer aniversario de bodas, apartada por el h

nadas se sentían frías contra mi piel. Mi cabeza palpitaba con un dolor sordo y persistent

, luego en dos. Mi habitación estaba silenciosa, estéril. Sin flores,

de televisión montada en la pared. Estaba en una conferencia de prensa,

sentía, siendo el sobreviviente

ante y carismático de dientes bla

y segura-. Es un milagro. Todos estamos

bo ví

e que el accidente de helicóptero.

una víctima. No era una persona. Era solo

ión. Y redoblé mi uniforme. Mi azul se volvió más brillante, mi perfume más fuerte. Me conv

y él se estremecía, un destello de confusión en sus ojos ant

. Ahí

tuve destinada a ser un fantasma. Algunas personas nacen para ser protagonistas, el ce

en el Festival Internacional de Cine de Morelia. El aire estaba cargado del olor a sal, dinero y des

nte como lo había estado durante el último año, el aire a mi alrededor saturado de C

prosopagnosia. Cientos de personas se arremolinaban. Sin embargo, vi los ojos de Ricardo escane

una sonrisa genuina e impresionante. Se movió entre la multitud con un propósito que nunca

ascenso, una cantante que había const

en un fuerte abrazo. Enterró su rostro en su cabello, e incluso desde el otro lad

rado. Una mujer que no vestía de azul. Una mujer que probablemen

defecto en su cerebro. Era una elección. Una elección del corazón. Su corazón

el salón de baile a un balcón desierto con vistas a la ciudad iluminada.

policías se me acercaron. Hablaban en un español rápido

toria ladrona que aparentemente se pa

se apode

can de persona!

n. A través de las puertas de cristal, vi a Rica

i voz ronca de terro

a través del espacio abarrotado. Vio a los pol

hacia los oficiales. Su voz era fría, despectiva, y

a con

pronunció en el helicóptero, pero est

es me arrastraron, mis súplicas a

os y el peso aplastante de estar completamente sola. Finalmente contactaron a mi embajada. Mi identidad fue confirma

tiendo como si hubiera envejecido cien años. Me habían devuelto el t

cardo, un hombre que apenas conocía, salió. No pregun

ó una fun

ono acusador-. Dijo que usted conoce las reglas. Debe usar su unif

a otro vestido azul. Idént

arrestada, humillada y abandonada, y la única preocupación de mi espo

suite del hotel, estaba paseando de un

é llevabas puesto anoche? Te lo dije, azu

o hirviendo dentro de mí

e en la cárcel! ¡Grité por ti, y

na-. No llevabas azul. ¿Cómo se su

bre sabiendo a veneno-. Con un vestido dorado. En medio

lgo -¿culpa? ¿pánico?- cruzó su r

as palabras torpes y huecas-. La il

la no se parecía en nada a mí. No llevaba mi unifo

construido todo nuestro matrimonio sobre una base de ignorancia del

repente tranquila, inquietantem

estaba en la portada, un primer plano de su rostro sonriente. La huella del p

sional de ella. Pero no podía reconocer a la

na revista importante, una mujer que había estado trata

su co

ligera, casi alegre-. Creo que voy

ió al

do que trajo el asist

legó a mis ojos. Presioné el botón de llamad

irme, mis ojos fijos en el rostro despista

vista, de amoldarme a un molde que no me queda

Instalar App
icon APP STORE
icon GOOGLE PLAY