img Demasiado tarde para su amor  /  Capítulo 3 | 23.08%
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Historia

Capítulo 3

Palabras:1308    |    Actualizado en: Hoy, a las 22:06

vista d

El aire se escapó de mis pulmones, dejando un dolor hueco en su lugar. Me quedé c

"Quédate aquí y juega con tu nueva estación espacial, ¿de

do con preocupación. "Prometiste

besando su frente. "T

erior. Alejandro me esperaba en la entrada del estudio. Me agarró del brazo, sus dedos c

ía computacional habían desaparecido de los estantes, reemplazados por revistas de moda y novelas románticas. Una manta rosa y es

n Alejandro observándome con una mirada de pura admiración. "Eres un maldito genio, Sofía Wade", había suspirado, b

un expediente sobre el escritorio. Era la d

quietantemente tranquila. "Es

de ella? ¿Como si fuera una especie de... inconveniente?". Me apuntó con un dedo a la ca

rcio?", pregunté, las pa

a. Seguirás siendo la señora de Alejandro Garza. Jugarás el pape

i voz plana. "Pero hay un fallo crítico en el último conjunto de datos. Necesito

nto, pensé que se negaría. Pero la idea de que su precios

na. La llevaré", dijo, sus prioridades asquerosamente cl

a Valeria como una víctima indefensa. Estaba ciego a la verdad,

pertó un grito ag

de mi habitación se abrió de golpe y Alejandro entró furioso. Me a

ramó, su rostro conto

, gritó, tratando de apartar la mano de Alejandro de mi cabello. Alejandro lo

use de pie a trompicones, posicionándome entre

sus ojos desorbitados. "Ella es demasiado

ta estaba abierta. Estaba en el suelo, su muñeca sangrando sobre la impecable alfombra blanca

de lágrimas. "Es que... ya no puedo más. Dijo... dijo que eve

a escena. Pero yo la vi. Vi el corte superficial, el trozo de vidrio cuidadosamente colocado, las

ro se lo

ajarito. Te tengo". Me fulminó con la mirada por encima de

que llamaran a una ambulancia. Un par de sus guardaespaldas me flanqu

andro caminaba de un lado a otro, hecho un manojo de nervios, mientras un equipo de médicos se llevaba a Valeria. Se hab

y se volvió hacia mí, su ro

to, ¿verdad?", dijo,

concurrido pasillo del hospital, agarró el cuello de mi pijama de s

mi pecho expuesto. Me agarró las muñecas

ímetros del mío. "Que vean el monstruo ce

é, mi voz apenas un susurr

emente avisada por su propio equipo de relaciones públicas, había llega

igió, su voz peligro

mi visión. "Eres mi

es lo qu

las palabras un eco hu

snuda de cintura para arriba bajo la dura luz fluorescente. Los flashes de l

romesa. "Voy a despojarte de todo. Tu nombre, tu digni

aba. "Y toda mía". Estaba obsesionado con mi cuerpo, posesivo y territorial. Ahora, era él quien lo expo

lablemente mientras intentaba torpemente cu

i oído. "Las fotos ya están en línea. B

na risa débil y entrecortada que sonó más como un sollozo. Me apreté el pecho, un dolor físico floreciendo allí

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