img La jaula de su mentira perfecta  /  Capítulo 8 | 26.67%
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Historia

Capítulo 8

Palabras:1063    |    Actualizado en: 07/11/2025

ía

. La inauguración de su galería se acercaba, y tuvo un... bloqueo creat

jo de mi vida para que lo 'tomara prestado'? -La palabra fue un insulto venenoso en mi lengua-. ¡Rob

comercial-. Di tu precio, Sofía. Una galería propia. Un f

mprar mi alma? ¿Creía que mi arte, la esen

-Hice un movimiento para pasar a su lado, mis ojos fijos en la puerta-. Voy a ir a es

hielo. Me agarró la muñeca, su agar

l. Él era más fuerte, su cuerpo un muro inflexible. Me retorc

a

a escalera de nuestro penthouse. Aterricé en el fondo en un

o genuino e inalterado en sus ojos. Bajó las escaleras en un instan

oz tensa por un miedo

, su toque sorpre

u evaluación de CEO regresando. No llamó a u

y me llev

terrorizado. Luego se volvió hacia otra-. La señora Garz

ara proteger su reputación, me esta

ndome con un frasco de analgésicos. Todo el tiempo, Alejand

Extendió su brazo, la manga de su cara camisa arr

. Muérdeme. Golpéame. Lo que s

liberación, un objetivo físico para mi rabia, para que lu

toda la furia y el desamor de mi alma. Saboreé la sangre. Ni

sionamiento, luego metió la mano en su chaqueta y sacó su cartera. Extr

sufrimiento -dij

un sonido r

ona, Alejandro. Y el mundo del arte es más pequeño de lo

joven perpetuamente nervioso llamado Leo

de críticos y fotógrafos están señalando las similitudes entre el trabajo de la seño

se tensó. Me lanzó una m

esto? ¿Fil

ón floreciendo en mi pecho-. Mi trabajo habla por

ecto aterror

de la luz y la sombra de la señora Garza e

tan fría que podría haber congelado

sus ojos duros como la piedra-. Iniciarás sesión en tu cuenta pública y emitirás una declaración. Di

, horro

Que sacrifique mi propia integri

ruine -declaró, como si fuera un hech

un voto final e inqueb

trol, se endureció hasta convertirse en algo ater

n susurro escalofriante. Se volvió hacia sus guar

rarme en un armario oscuro como castigo. Tenía un miedo profundo y primario a la oscuridad, a los espacios cerrados. Alejandro l

, mi herida más íntima, como un arm

suplicantes. Esto era una crueldad más allá de cualquier cosa que

a estatua de mármol de un hombre, mientras sus guardias

-

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