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n el altar. Fui al juzgado para casarme con un desconocido por puro despecho, solo para descubrir que ya estaba
de un hospital, me obligó a arrodillarme ante ella y se quedó mirando m
mente comprendí que nuestros veinticinco años de amor no signi
punto de morir, un helicó
so legal y el mayor rival de Alejandro. Me
como una reina y reduciría el
ítu
sta de Auro
l Monte, el hombre que había amado durante veinticinco años,
ondadosos que mostraban una lástima crec
stos para em
casión. El pomposo vestido de novia estaba guardado, una reliquia de la primera vez que se suponía que nos cas
l temblor familiar en mis manos. Levanté mi
ía mejor que el mío. Sonó dos
a, distraída. Podía oír el leve
no sentía-. El sacerdote está aquí. La ca
lado. Mi estómago se contraj
... no pu
lo suficientemente plausibles como par
esta vez,
o está... no se siente bien. Intent
s de mis novelas gráficas y, por extensión, obsesionada con el hombre que los inspiró.
upliqué, mi voz quebrándose-. Es chant
el tono defensivo en su voz me hirió profundamente-. No puedo
diera responder
spital acaba de llamar. Lo r
ea se
encio de la capilla vacía oprimiéndome. La mirad
revido... un hombre que realmente quiere casarse con usted no de
pareja perfecta: Aurora Briseño, la exitosa novelista gráfica de una familia prominente
niño que le doblaba el tamaño por jalarme el pelo, y luego me tomó de
nmigo, no porque necesitara estudiar, sino porque yo sí. Simplemente se sentaba allí, una pre
ico en el pasillo, con el rostro convertido en una máscara de furia helada, y le advirtió que se mantuviera alejado de mí. Esa noche, encontré cien cartas escritas a mano en la puerta de mi cas
odos envidiaban. Cuando fundó su empresa, puso mi
noche de la fiesta de lanzamiento-,
veinticinco años,
na manera encontró nuestra dirección, dejando regalos en nuestra puerta, regalos para Alejandro. Aparecía en su oficina, en los restaurantes donde cenábamos. É
ompromiso. El día que se supo la noticia, Kiara se cor
oda se pospuso. Él corrió de nuestra
o un reloj, Kiara tenía una "crisis". Una sobredosis. Un accidente de coche que fue claramente intencional. Para
nonagésima novena vez fue la gota que derramó el vaso. No podía más. No podí
esperada y furiosa, agarré el
ije, con la
a, con los ojos muy abie
s-. Ya me cansé de esperar. Simplemente me casaré legalmente con.
pura desesperación. María, al ver la mirada salv
oficina del registro civil. D
io -le anuncié a la mujer de asp
nombre en su computadora y luego f
sus lentes-. No puedo expedirle una lic
o se ta
so es im
ia mí. Y allí estab
: Damiá
. Un completo desconocido. La fecha d
tonces, un recuerdo surgió, frío y nítido. Alejan
playa, nena -había dicho casualmente-. Sol
os había entregado s
a pospuesto nuestra boda; me había unido legalmente a otra persona. A su chofer. Recordé
pasa? -La voz de María
cia atrás. Tenía que encontrar a Alejand
a, pero su asistente me
e Bienestar Serenidad, señorita Briseño
supu
te en mi pecho. Una enfermera en la recepción intentó detenerme, diciéndome q
r una gran maceta. A través del hueco de u
do su mano. Se inclinó hacia adelante y, con mucha, mucha delicadeza, le apartó un mechón de pelo de
idado que no había sentido de él en años. El recuerdo de él haciendo lo mismo por mí c
ras pasaron
on ella. Está aquí cada vez que tie
as fueron
Marcos, hablando desde
a decir la verdad a Aurora? E
o destrozó los últimos f
años. Es cómodo, es familiar, pero no es... esto. -Miró a Kiara, su voz suavizándose-.
Marcos-. La casaste legalmente con tu chofer.
no lo hice. Una vez que Kiara esté estable, anularé el matrimonio con Dyer y terminaré con Aurora. Es más limpio de esta manera. Para la boda que
ernas cedieron y me desplomé contra la pared, ll
oventa y nueve intentos. Después de veinticinco años. Yo era algo q
ejaba tambaleándome, sus palabras resonando en mi
te. Toda mi vida, toda mi identidad, se había constru
zarse en su lugar. Mi orgullo, lo único que la familia Briseño me había inculcad
nuevo y escalofriante. Encontré el contacto de su nuevo chofer en mi lista de
án D
el botón
Su voz era grave, tranquila
rita B
mis oídos-. Mi esposo me dijo que consiguiera un certificado falso, pero creo que prefe
o. Diez días. Dijo que nec
que creía conocer estaba mimando a su nuevo amor. La historia d
o tienes idea de a qui

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