ista de Br
tómago, sus gritos resonando en el gran salón, atrayendo las miradas horrorizadas de todos los invitados. La sangre, dramáticamente m
a fuerza suficiente para ser escuchada por encima del crecie
adrenalina todavía corriendo por mis venas, pero mi furia había dado paso a una claridad escalofriante. V
ndra, sus manos temblando mientras la acunaba suavemente. -¡Casandra! ¡Mi amor! ¿Estás bien? ¿El bebé? -Su voz e
celosa! ¡Odia nuestra felicidad! ¡Mató a nuestro bebé! -Sus palabras, pe
a que conocía demasiado bien. -¡Perra psicópata! -gruñó, su mirad
elaborada, la humillación pública, la caída orquestada. Pero esta vez, era diferente. Esta vez, no había un Damián
dias! ¡Sáquenla de aquí! Y asegúrense de que entienda las consecuencias de su
o ofrecí resistencia. Estaba más allá de luchar contra ellos. Mi mirada estaba fija en Damián, en su rostro contorsionado por la
etrás de mí. Arrojada a una camioneta negra que esperaba, me preparé para lo que e
nos detuvimos en un parque industrial aislado, rodeado de imponentes almacenes abandonados. El aire
uardaespaldas. Caminó hacia mí, sus pasos deliberados, amenazantes. -Te llevaste a mi hij
o costado de metal. Entonces, comenzó el horror. Se sentó en el asiento del conductor, sus
ravesó, tan intenso que solo pude jadear. Mis huesos gritaron. Retrocedió, luego avanzó de nuevo, una tortura lenta y deliberada. Los neumáti
e movía, esta vez aplastando mi brazo contra el suelo frío. Escuché un chasqu
ida! -La camioneta se abalanzó de nuevo, las ruedas traseras pasando por encima de mi
bre mí, su sombra cayendo sobre mi forma rota. -¿Creías que podías destruirme, Brisa? ¿Creías que podías quitármelo todo? Ahora sabes
ese momento, algo cambió. El dolor, la traición, la pérdida, se fusionaron en una sola y ardiente brasa de odio. -¿Crees que esto ha terminado, Damián Rivas? -grazné,
r rota. No eres nada. Solo un recuerdo que felizmente olvidaré. -Se di
rastro de sangre, un testimonio de su crueldad. Gateé, cojeé y tropecé de regreso a mi pequeño y v
solo pensamiento ardiente surgió: necesitaba irme. No solo de este departamento, no solo de esta ciudad, sino de tod
Mi hermano, Kevin. Se estaba quedando con un amigo de la fami
n. Era uno de sus guardias de complexión pesada, su rostro impasible. -Señorita Méndez
roducía un video escalofriante. Era Kevin. Mi hermano pequeño, con los ojos vendados, las manos atadas, luchando contra la
, sus ojos brillando con un deleite sádico-. Qué espírit
erme, por alcanzarla, pero mi cuerpo
le un pequeño 'experimento'. -Tocó su teléfono, y comenzó un nuevo clip. Kevin estaba atado a una silla, cables conectados a sus sienes. Un dispositivo
detente! -rogué, las lágrimas corrían por m
e tus padres. Y tú. Pero a diferencia de ellos, todavía está vivo. Por ahora. -Hizo
ué, la desesperación
lo que se te diga. O tu querido hermanito sufrirá las consecuencias. -Me mostró otra imagen, una jeringa lle
intención maliciosa. Mi cuerpo roto, mi corazón destrozado, nada de eso importaba ahora. Solo
mente malvada. -Buena chica. Ahora
taba a productos químicos. Kevin estaba allí, atado a una cama médica, sus ojos muy abiertos y desenfocados, su cuerpo temblando involuntariamente. Luces br
e liberarme, pero los guard
erativo -me informó, su voz enfermizamente alegre-. Un sujeto perfecto para nuestra nueva
na de un líquido viscoso y oscuro. Mi estómago se revolvió. Es
í, mi voz temblando con un
erida Enriqueta, está muy enferma. Necesita un trasplante de médula ósea. Y tú, Bris
No le voy a dar mi médula ósea a esa m
y luego presionó un botón. Un fuerte zumbido resonó en la habitación, y el cuerpo de Kevin s
as lágrimas corrían por mi rostro-. ¡Fir
su mano. Colocó el documento y un bolígrafo en mi mano
ma era apenas legible. Cada trazo era una nueva puñal
ha estado disfrutando de nuestro nuevo fármaco experimental. Lo hace tan... dócil. Lo llamamos 'Euforia'. Elimina
escalofriantemente en blanco. Se rio, un sonido hueco y antinatural. Mi corazón se rompió en un millón de pe
todo lo que apreciaba. No había más amor, no más esperanza, solo un páramo ardiente dentro

GOOGLE PLAY