vista de
borde del salón de baile, un fantasma en mi propia vida, viendo a Jimena brillar bajo los candelabros. Ella era la estre
ntró. Una sonrisa depredadora tocó sus labios. Se desli
tes bien? Debe ser difícil, verme recibir toda esta... atención. -Su mirada se posó en la reliquia alrededor de su garganta-. Y
xpresión tan plana como
mi voz desprovista de emoción-
menos dulce cuando no provocó ninguna re
tan frágil, demasiado delicada para las exigencias de la familia Caballero, especialmente con
rillante. Jimena, frustrada por mi falta de respuesta, su fachada cuidadosamente cons
asta los huesos. Era hora de irse. Me di la vuelta para irme, p
r! ¡Ha des
detuvo. Las risas cesaron. Todas las cabezas se volvieron ha
eatral. Señaló con un dedo tembloroso hacia mí-. ¡Eleonora!
a, se volvieron hacia mí. Sentí el peso d
z tranquila, firme, a pesa
teñida de duda. Miró a Jimena, luego a mí-. Pero... E
rar, corrió hacia mi pa
eno en mi vida! -Sollozó en su pecho-. ¡Solo quiero mi collar de vuelta! A menos
contorsionó en una mezc
sto no es un juego de niños
-repetí, m
paso adelante,
lo. No hagas una es
mé -dije, mi voz elev
con los ojos muy abiertos con u
O... o haz que demuestre que no lo tomó. T
n horrorizados por la sugerencia, pero luego su mirada se posó
indignante. Por f
os-. ¿Quieren registrarme? ¿Frente a todos? ¿Por un collar q
oportunidad, inten
do! ¡Solo está tratando de lastimarme, tratando de d
rostro suplicante
mena está muy molesta.
el rostro so
ias! ¡R
dias de seguridad di
Esto no estaba sucediendo. No
me agarró
hacia los guardias. Los guardias me agar
quen! ¡No
usurraban, su juicio un peso palpable. Mi mundo se desmoronó. La habían elegido a ella. Siempre la habían elegido a ella. El
esperado surgió. Mi pequeña grabadora. La llevaba a todas partes, un escudo contra las
ndí, pateando a un guardia en la espi
rtando el silencio atónito-. ¡Pues escúchenla! -Mi mano, t

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