vista de
Mi cuerpo gritaba. Cada centímetro se sentía como un campo de batalla. Mi cabeza palpitaba al ritmo de mi co
mpieron, sus rostros grabados con una mez
mi lado. Me tomó la mano, su tacto sorprendentemente suave. Mi padre se quedó
tas, una fractura en el brazo, otra conmoción cerebral. Pero te recuperarás. -La voz de mi madre era
os por mí. Estaban preocupados por las apariencias. Otro accidente, otro escándalo. Otra raz
te -murmuró mi madre, su voz teñida de una sutil culpa-. Se siente tan culpable, aunq
e aclaró l
a sí misma por no conseguir ayuda lo suficientemente rápido.
reconocer la verdad. Recordé a mi padre enseñándome a andar en bicicleta, a mi madre trenzándome el cabello, a Colberto leyéndome cu
n sonido suave
odo estará bien. -M
mento, una enfe
na acaba de despertar. Está bastante a
golpe. El rostro de mi padre se co
e apartó su mano de la mía-. Volveremos enseguida,
silenciosa y estéril habitación. De nuevo. Las lágrimas fluyeron librem
, Colberto y Adrián apiñados alrededor de su cama de hospital, todos con aspecto preocupado. *Me siento mucho mejor ahora que mi familia está
una cantidad de dolor, ninguna cantidad de sufrimiento, los h
me di de alta. El personal del hospital, exasperado, me dejó i
directamente a la habitación de mis padres. En su tocador antiguo, coloqué la carta cuidadosamente redactada: una declaración formal de m
Ahora, era un símbolo de su negligencia. Con una pala, arranqué sistemáticamente cada rosal, cada flor, hasta que la tie
se detuvo en la acera. El mayordomo de la familia de Kayson Caballero, un amable a
ente en mi bolso, pero lo silencié, y luego bloqueé cada uno de sus números. Mien
sabiendo a ceniza-. Que co

GOOGLE PLAY