vista de
, cuyo rostro había pasado de lloroso a blanco como la cal, me miraba fijamente, un des
spositivo de grabación de su bolsillo oculto. Mis movimientos
grité, mi voz ronca, p
z hacia la multitud. El sonido, inicialmente débil, pronto lle
e verdad. No como les importo yo».* E
golpe de su mano co
e?! ¡Me pegaste! ¡Me empuj
ufrimiento, su calculada manipulación. Cada palabra vil, cada sollozo fingido, ca
s de indignación. Los rostros se transformaron de sospecha a disgusto. Jim
u voz-. ¡Me grabó fuera de contexto! ¡Si
mi riñón, y luego presumiendo de tu recuperación mientras yo todavía sangraba internamente? ¿Te grabé conspirando para arruinarme la semana pasada
a la policía, mis dedos
ado de difamación y agresión -declaré
o genuinamente, se afer
¡Solo estaba molesta! ¡Era una broma
mezcla de horror y desespe
o es un malentendido! ¡Jimena no lo decía en serio! -Mi madre, con el rostro pálido, i
ido. Adrián se quedó congelado, con los ojos muy a
an fuera del camino para que su preciosa Jimena pudiera tomar mi lugar. ¿Y ahora que está expuesta como el monstruo manipulador que es, todavía la defienden? -Miré a mi padre, mi voz plan
mi padre se
imos todo por ti! ¡Sie
rcando a Jime
cia! ¡Solo estás tratando de lastim
bó toda mi vida. Este no es su
uriosa indignación, intentaron llevarse a Jimena,
esta se acabó! ¡Oficiales, no hay ningú
i declaración, mi voz tranquila, detallando meticulosamente las manipulaciones de Jimena, la
almente me importaban: una copia gastada de mi libro favorito, un pequeño y descolorido dibujo de la infancia, una bufanda que mi abuela había tejido. La mansión, que una
ar a Jimena, escuché a mi padre prometer algo grandioso. Recordé las risas, los secretos compartidos, la calidez del abrazo de mi fam
a noche, las patrullas de policía todavía parpadeando con sus luces azules y rojas en la
n destello cegador de faros.
a en el pavimento frío, el mundo inclinándose violentamente. Mi cabeza se golpeó co
Su rostro, iluminado por las duras luces de la calle, estaba despro
ta el final. -Su sonrisa se ensanchó-. No te preocupes, les diré que fue un accidente. Y seré muy, muy valiente por ellos. -Hizo una pausa,
co de la sangre
e dulce de Jimena mientras la oscuridad se cernía-. Me a

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