img Su deseo, mi corazón moribundo  /  Capítulo 4 | 18.18%
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Historia

Capítulo 4

Palabras:861    |    Actualizado en: Hoy, a las 11:12

azos. Se la llevó a toda prisa, su espalda una pared rígida de desaprobación. Karla, siempre la damisela

erza que sacudió toda la casa. Rodrigo estaba allí, con los ojos llameantes, una tormenta gestándose en su inte

z era un gruñido bajo, ca

do con lágrimas no derramadas. Una

e una vez, Rodrigo? -desafié,

laron mi visión,

as palabras un eco hueco de una

garró el abdomen, y jadeé, mi cu

urló, una torcedura

? -Se inclinó más cerca, su voz cargada de veneno-. ¿Por qué Javier Noriega, un hombre de una

me robaba la voz. ¿Qué sentido tenía? No me

sonrisa

s palabras, el desafío un escudo desespe

ocante. Pero antes de que pudiera, me arrojó de nuevo a la cama, su cuerpo

aliento caliente contra mi piel, pe

manchada -Su voz estaba c

cos. Su odio, su asco, me atravesaron,

es de su camisa, desabr

alculadores-, debería «examinar» ade

eando su pecho, pero era como golpear una pared de ladrillos. Me mordí el la

osa y nauseabunda en mi estómago, oblig

burló, sus ojos entrec

apenas audibles a través de los di

a ellos. Con una oleada desesperada de adrenalina, lo e

e la cama antes, cayó al suelo. El frasco de anal

jaron en los documentos esparcidos. Se a

. Me abalancé hacia adelante, tratando d

apeles, liberándolos. Su mirada, una vez fría, ahora se llenó de

tico te

mándose en el suelo. Mi secreto, expue

uego me miró de nuevo, su rostro una compleja mezcla de emociones

y violento, arrojó los papeles y el

a un latigazo vicioso-. ¿Falsificando documentos p

dría ayudarme. Pero su tacto fue frío, sus dedos limpiando sua

ró, su voz desprovista de piedad-, me dolería lo más mínim

una sonrisa cruel j

ad terminal, Celina. Esto es solo otra

ré hasta la cama, mis dedos buscando a tientas el frasco de pastilla

scapando de mis labios. Las lágrimas corría

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