Instalar App
Historia

Capítulo 2

Palabras:1221    |    Actualizado en: 18/12/2025

vista d

te, con la mano apretada contra la mejilla, pero s

su voz resonando en el pasillo desierto. -¿Solo porque tu vida se

cudió todo mi cuerpo. -¡Tú eres todo menos inocente

o por la furia, sus ojos en llamas. Me empujó con fuerza, haciéndome tropezar hacia atrás, mi cabeza golpeando contra la pared fría y dur

adió. Rojo. Había rojo en mi mano cuando la aparté. San

voz cargada de asco. -¿Golpear a Bárbara? ¿Has perdido

aba, un tamborileo incesante de dolor. -¡Se estaba regodeando! ¡Me

gró sentarse, su mirada saltando entre Maxi

mblorosa. -Solo está tratando de ponerte

, sus ojos entrecer

por mis socios comerciales? ¿O simplemente est

en carne viva. -¡Necesita ese corazón! ¡Mi madre, nuestra madre, lo arregló! ¡Era una

nos en señal d

e Bárbara estaba en estado crítico, una emergencia de úl

ió en la cabeza. -¡Acaba de admitir que no era para

tó otro peq

scuches. Está desquiciad

u mirada fija en mí

mprensiva. Ahora solo eres una arpía amargada y vengativa. No

e ella, de sus preocupaciones, como si supiera algo sobre su amor, sobre sus sacrificios. Avancé a trompicones, pasa

ante, se puso de pie de un

e con qué lidiar. -Puso sus manos en mi pecho, empujándome hacia atrás. -Piensa en S

o de la sangre en mi boca. -¡No tienes derecho a usar a Sofía para manipularme! ¡Ese corazón era su última oportunidad! Mi mad

Caí de rodillas, sin aliento, mi costado ardiendo con un dolor intenso y agonizante. Me a

destello de preocupación cruzó su rostro. Per

tro. Levántate. Estás

nas audibles. -Y tú, monstruo, te arrepentirás de esto. T

-¿De ser leal a mis socios comerciales? ¿De salvar una vida que no

n. -¿Quieres drama? Bien. Espero que disfrutes tu nueva vida, Maximiliano. Porque tú y yo hemos t

o se pus

s hablar

e en mi corazón. -Más en serio que nunca. Le quitaste la vida a mi herman

calambre agudo y punzante que me dobló en dos. Grité, un sonido crudo, animal, agarránd

por mi declaración, retrocedió ligeramente

igió, dando un paso te

, un calor aterrador extendiéndose entre mis piernas. La sangre. Había

paciencia apenas disimulada. -Siempre es tan dramática. So

stilla del viejo Maximiliano, el que ocasionalmente mostraba preocupa

á -advirtió, su voz fría. -Esta es tu última oportunidad. Vete a casa. Ahora. O no e

staba fingiendo este dolor insoportable, este calor húmedo y aterrador qu

és de mi dolor. -El único error que cometí fue amarte. Y

triunfante de Bárbara, el zumbido distante de la maquinaria del hospital. Un pavor frío se apoderó d

Instalar App
icon APP STORE
icon GOOGLE PLAY