img Cinco Años, Un Voto Forjado  /  Capítulo 3 | 30.00%
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Historia

Capítulo 3

Palabras:1118    |    Actualizado en: Hoy, a las 10:41

vista d

palabras, pronunciadas por una mujer que se había quedado, ahora resonaban en la

simplemente perdió el control. Terminó pasando una noche en la cárcel. Siempre ha sido tan protector con ella. -Sacudió la cabeza, c

a vez, hace años, pero había dicho que fue por un malentendido menor, un caso de identidad equivocad

conmigo, para ayudarme a sentirme más segura. Él había dicho que estaba "demasiado ocupado", o "no es una amenaza real, Sofía". Me había dado un pequeño spray de pimienta un

oronándose bajo el peso de sus traiciones casuales. Cada nueva revelación, cada recuerdo susurrado de él y Cristal, despojaba otra capa de

como si los cielos estuvieran llorando conmigo. Las lágrimas corrían por mi rostro, mezclándose

tinado a Cristal, todavía dolía. Tenía que volver adentro, aceptar oficialment

ales del torneo me miraron con ojos comprensivos. Forcé una sonrisa, mi rostro rígid

ndo. Cristal estaba en el asiento del copiloto, encorvada, luciendo pequeña y frágil. La mano de Alejandro descansab

abía

a dejado.

cruel. El hombre que se suponía que debía protegerme me acababa de abandonar, dejándom

real en el que me dejó. La tormenta empeoraba. La idea del coche de Uber, las ventanas polar

atos eran tan importantes. N

os zapatos? -había preguntado

ea. Eran perfectos. El cuero más suave, un pequeño zafiro incrustado en la suela, un sutil "algo azul" para nuestra recepción. No eran llamativos, no co

andro -había dicho, mi voz sua

vantado la vist

s. ¿Estás segura de que no quieres un

a silenciosa al planear nuestra recepción formal, la q

ro se la llevaba. Eran un par de tenis blancos nuevos, que acababa de comprar y había dejado cerca de la puerta. Los que iba a usar esta noche, par

preguntado, con el ceño fruncido en confusión, como si mi s

pción de boda. Solo una esp

ro lado, nunca

os inocentes, s

omar tus zapatos. Soy tan torpe. -Incluso se había ofrecido a comprarme un par nuevo. Como si un

perfectamente la comodidad y la elegancia sutil. Me había imaginado bailando con ellos en nuestra tan esperada

s. Pero para Cristal, era un pozo sin fondo de comprensión y simpatía. La balanza estaba tan claramen

eranza fantasma. Este hombre, con el que me había casado, al que había amado, n

también lo haría. Estaba a punto de abrir la boca, de a

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