me arrancaro
s crudos y aterradores eran real
ada centímetro dolía por la cirugía del aborto, por el empujón,
o se había apod
teado, ronchas floreciendo violentamente en su cu
señalando frenét
a! ¡Inten
la epinefrina. Levantó la vista cuando entré tropezando en la habitación.
iste a su av
la puerta, agarrándome a la
cocina -tartamudeé-.
vi! La vi cerca de la despensa. ¡Sabe que es alérgico al cacahua
olpeó como un p
lo había dicho a Damián. N
o por su hijo había eclipsado toda razón. Le entre
ró por
deé, arañando su muñec
gruñido letal-. Te traje a mi cas
llevó a la puerta principal. Me llevó a la
Sót
ante la Ley Seca para esconder licor y, más ta
resbalando inútilmente en el s
por las
peando contra la piedra fría antes de chap
lo que has
portazo. El cerrojo
l instante, helándome hasta los huesos. Podía oír cosas
adera en el centro de la habitación, y me a
s días. El tiempo no e
erta se abrió. Un rayo de luz
areció en el rectángu
da, princesi
ije. Mi voz era
o. Está en el hospital con Leo. Me dijo qu
co de arpille
te sentiría
o a través d
l agua con chapoteo
ético rasguño de g
ta
apoderó de mi garganta. Grité. Grit
do suave y tintineante qu
ien de Damián. Va a ser un gran padre para
endija de
no grité. Me senté en la tarima, abrazando mis rodillas, y dejé

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