ísa
regunté, mi voz apenas un susur
rápidamente, cas
. molesta. -me miró, una extraña mezcla de alivio y confusión en sus ojos
brazos se apretaron, un apretón posesivo que se sin
dio, sus dedos volando sobre el teclado. Unos pocos
sus enfermedades infantiles hasta sus evaluaciones psi
, recetas. Cada dolencia, cada fluctuación emocional, cada crisis frágil estaba documentada con una minuciosidad ca
ión con este tomo. Mi dolor era una nota al pie; su fragilidad, una saga. Había pasado años
reocupó por mí. La comprensión, aunque ya conocida, se h
su voz suave, preocupada-. ¿Estás
aba con escapar. El sonido crudo
leta -murmuré, mis ojos todavía pegados
pregunté, mi voz plana, desprovis
aliviado por mi ap
sto. Lo qu
en una pequeña unidad en
ome, el peso de los datos una pesada satisfa
levantándose también-. No he visto
ra con el frágil niño que amaba más que a la vida misma. Siempre había estado "demasiado ocupado", "demasiado
se había ido, reemplazada por una resolución fría y calculadora. Era una tran
llenaba el aire, un consuelo familiar. La enfermera Ella, una mujer amable q
qué raro placer! Fel
encantadora, la que me hab
mi cuñado, enferme
l hombre de familia perfecto y preocupado. La enfermera Ella, sin s
en mi mente, una decisión dolorosa solidificándose en
uno interrumpió mis pen
forzando u
mis pensamientos.
a suavemente-. Está en la sala de recreo. El doctor
a una oficina privada. El Dr. Rodríguez, el médi
ón de tratamiento que nos gustaría discutir para la condición de Felipe. -se giró h
Houston -continuó el Dr. Rodríguez, ajustándose las gafas-. La que
iró hacia mí, con los ojos
oísa, ¿de qué
. Abrí la boca para hablar,
uez, quizás
recreo de al lado me interrumpió. Un grit
anta. Mi sangre se heló. El folleto, el engaño, Bruno, Bre
endo hacia el ruido, mi corazón ame
po convulsionando. Brenda estaba de pie sobre él, c
tartamudeó, su voz temblando
odillas, apartándola, mis manos volando hacia el pulso de
onvulsionando, su cuerpo ya frágil luchando por ai
toritaria, ladró en el intercomunicador de emergencia montado en la pared.
torbellino de batas blancas y movimientos fr
ga, por favor. D
s, desesperada po
i hermano!
renda, que temblaba en la
venenosa-. Tú le hiciste
e estr
nte! ¡Él simplemente... se cayó!
s arrancándose de mis entrañ
entre nosotras, s
álmate. Es
edo tembloroso a Brenda-. ¡Llévatela y
ándola fuera de la habitación. Ella mantuvo la cabeza baja, pero
realidad-. La convulsión se ha detenido. Probablemente fu
ano yacía allí, pálido e inmóvil, atado a máquinas, su rostro

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