ísa
nte de su teléfono, su mandíbula se tensó. El nombr
sto. Por un segundo fugaz, vi una batalla en sus ojos. La necesidad urgen
silenciosa tomada. Presionó un
grafo, su voz un poco tens
poco nervioso,
co más de concentración, por favor. Señora d
s distantes. El teléfono vibró de nuevo en su bolsillo, un zumbido implacable contra e
mente. Mi corazón se sentía pesado, una pied
plana, desprovista de e
hacia mí, sus ojos de
sa? ¿Q
mirada inq
alofriante en mi voz-. Claramente te ne
o. Se estremeció, luego sacó su teléfono, sus
da? ¿Q
penas audible, pero la urgenci
¡Me están llamando criminal! -se lamentó-. ¡Está e
sidad! ¡No puedo soportarlo! ¡No puedo vivir si todos piensan que soy un monstruo! -su vo
frenéticos de preocupación, se desviaron hacia m
el elaborado velo de novia de mi cabello, dej
que me escuchara a través del teléfono-. Te aseguro que no tuve nada que ver
o, una dulzura enga
ontigo. No querríamos que en
luego asintió, una
-se dio la vuelta y casi salió corriendo de la boutique, los gritos f
publicitaria digital dominando el espacio. Se había re
e acusaciones. Parecía desaliñada, su maquillaje corrido, lágrima
gritó alguien de la multitud-. ¡Esa
z-. ¡Su matrimonio perfecto fue s
ó la cabeza f
ce nada! ¡Fue un accidente!
taste matones para atacar a Eloísa Ryan! ¡Tenemos las prue
apturas de pantalla condenatorias. Mensajes de texto entre Brenda y los matones que había
entre la multitud, c
Acercó a Brenda, protegiéndola-. ¡Esto es
smo, señor de la Vega! ¡Todo está ahí! ¡Su "frágil" Brenda, orquestando un ataque brut
ada de Bruno y Brenda, con los brazos entrelazados, riendo, tomada en lo q
le recorriéndolo. Sus ojos, desorbita
nalítica. La foto simplemente confirmaba lo que ya sabía. Otra
su voz aguda, acusadora
ferrada a él, gim
me ha odiado! -se tambaleó, sus ojos rodando liger
tina y desesperada, me agarró del b
chilló, su voz sorpr
uerza inesperada. Había un brillo malicioso en sus ojos,
al y violento, m
mi cuerpo precipitándose hacia una exhibición
cargada de horror. La atrapó, a
los míos. Un destello de indecisión, de vergüenza, luego su mi
répito ensordecedor. Sentí un dolor agudo y punza
a salvo en los braz
¡Te necesito! -se aferró a la chaque
zos, con el rostro sombrío, y se ab
sacarla de
có una mirada, no notó la sangre floreciendo en mi antebrazo, ni siquiera rec

GOOGLE PLAY