el Museo de la Ciudad, una avenida llena de arte
ica había cambiado. Guillermo solía liderar, con Cielo arrastrándose detrás. Esta no
hacer contactos con posibles inversores par
gas. Necesitaba la
deslizó dentro. No estaba invitada, pero llevaba una insignia de "Personal Vo
a y comenzó a moverse hacia él, con una m
Dinastía Ming. Un jardinero anciano estaba regando cuidadosament
, no miraba por dónde iba. Caminaba a pas
ezó. Su codo go
AS
ul y blanca se hizo añicos en un millón de
ejó de tocar. La charla
hacia atrás, señalando
onto! -gritó. Su voz era estr
años, estaba temblando. -Yo... lo siento
ja-. ¡Me atacaste! ¡Mira este desastre! ¡Ese
tando de desviar la culpa, esperando q
pareciendo mortificado.
afina, aferrándose a Guil
n es esa mujer que grita?" "¿No
. Caminó hacia el
a Molienda -dijo Cielo. Su
arme! -mintió Ser
dedor. Recogió un fragmento grande de la cerámica. Pasó el pulgar por el borde rot
so de
plica -anu
titud
iensa que el museo dejaría un jarrón Ming genuino junto al guardarropa durante un cóctel? Las pincelada
señora del Real tiene razón! ¡Absolutamente correcto! El jarrón Ming real e
alivio recorrió la sala.
falsificación. La hacía parecer inculta
erafina-. Yo.
Cielo. Miró al jar
sintió, con lo
có. Era el señor Esteban, un magnate francés y el invi
Cette femme est hystérique. Elle devrait être renvoyée. (¡Esto es
a francés. Buscó a su traductor, pero el
-tartamudeó Guillermo,
ó los ojos, insultado por
elante. Miró al seño
. C'était un accident malheureux causé par la maladresse de l'invitée. Le jardinier n'est pas en faute. (Señor Esteban, por favor
eban se suavizó al instant
ez françai
dez-. Votre collection d'art est magnifique. (Viví en P
ó. Ignoró a Guillermo por completo. Ignoró a Se
esposa. Tenía la boc
usurró, agarrándola del brazo mie
sacudió el polvo del lugar
cenar a casa, querido -dijo-. Una mujer nece
nto a una Serafina sollozante
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