habitación que
rrotado de frascos de perfume de cristal y cepillos con mango de plata, estaba completamente vacío. La foto de la bod
fía. Estaban sentados en una banca de jardín, sonr
como un cristal roto que había sido pegado de nuevo en el orden inc
se abrió c
uro, impecable, peligroso. Olía a caf
rmó, su voz despr
a cómo mirarlo. Mi cerebro me decía que era mi espo
pregunté. Mi voz era ásper
Ver tus pertenencias... le provoca estrés postraumático. Recuerda cuando empacabas sus maleta
ré, el recuerdo borroso pero la c
ciencia clínica. -La terapia lleva t
. No me tocó. Me miró como un problema a
denó-. Tiene
ehac
reconectar con la realidad de tus acci
e escapó de
a familia rival me había desgarrado la pantorrilla. Todavía tenía las cicatrices irregula
avor. Cualquier otra cosa. Fregaré los pisos. Limpiaré las coci
. Los Cane Corso son familia. Aprenderás a respet
n una fuerza de hierro
grava de las perreras de la finca. El olor a almiz
lado a otro de la cerca. Eran músculo
o blanco, pareciendo un ángel descendido al in
ente dulce. Me tendió una cubeta de carne cruda-. D
ervando. Tenía los brazos cruzados. É
mblaban tanto que el asa tra
al r
ue un sonido bajo y retumbante
las lágrimas nublando
Sofía-. Deja de ser tan
a piedra d
ojó. Golpeó a Bruto directamente en el
o se en
iró a la presa tem
bala
se cerraron sobre mi antebrazo. Los dientes se hundieron en la car
-chillé
erra. El perro me sacudí
un di
jándose. Dante no le había disparad
o corrió hacia mí. Cor
quieto!
sangrante. La sangre empapaba mi cami
la lo provocó! ¡Lo vi! ¡Int
hacia mí. Sus oj
tate -
ciendo que mis palabras se arras
ía ama a estos animales. Tú los
o. Me arrastró fuera del re
o-. Que te cosan. Y lueg
lla no te
on a Bruto muerto. Espumando p
ojó un paquete de veneno sobre mi ca
a. Mi brazo estaba vendado, pal
-dijo Dante. Su voz era aterradoramente sil
caleras abajo. Abrió de golpe las pesa
helada, convirtiendo los adoqui
llate -
avor. Me esto
íllate!
río empapó mis delgados pantalones al i
que entiendas lo que
golpe. Oí el pesado
rtió en aguanieve. Mi cuerpo comenzó a temblar viol
na de la cálida y d
ba en el suelo, con la cabeza apoyada en su rodilla.
n rey en
campesina murien

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