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Historia

Capítulo 2

Palabras:1103    |    Actualizado en: Hoy, a las 18:21

habitación que

rrotado de frascos de perfume de cristal y cepillos con mango de plata, estaba completamente vacío. La foto de la bod

fía. Estaban sentados en una banca de jardín, sonr

como un cristal roto que había sido pegado de nuevo en el orden inc

se abrió c

uro, impecable, peligroso. Olía a caf

rmó, su voz despr

a cómo mirarlo. Mi cerebro me decía que era mi espo

pregunté. Mi voz era ásper

Ver tus pertenencias... le provoca estrés postraumático. Recuerda cuando empacabas sus maleta

ré, el recuerdo borroso pero la c

ciencia clínica. -La terapia lleva t

. No me tocó. Me miró como un problema a

denó-. Tiene

ehac

reconectar con la realidad de tus acci

e escapó de

a familia rival me había desgarrado la pantorrilla. Todavía tenía las cicatrices irregula

avor. Cualquier otra cosa. Fregaré los pisos. Limpiaré las coci

. Los Cane Corso son familia. Aprenderás a respet

n una fuerza de hierro

grava de las perreras de la finca. El olor a almiz

lado a otro de la cerca. Eran músculo

o blanco, pareciendo un ángel descendido al in

ente dulce. Me tendió una cubeta de carne cruda-. D

ervando. Tenía los brazos cruzados. É

mblaban tanto que el asa tra

al r

ue un sonido bajo y retumbante

las lágrimas nublando

Sofía-. Deja de ser tan

a piedra d

ojó. Golpeó a Bruto directamente en el

o se en

iró a la presa tem

bala

se cerraron sobre mi antebrazo. Los dientes se hundieron en la car

-chillé

erra. El perro me sacudí

un di

jándose. Dante no le había disparad

o corrió hacia mí. Cor

quieto!

sangrante. La sangre empapaba mi cami

la lo provocó! ¡Lo vi! ¡Int

hacia mí. Sus oj

tate -

ciendo que mis palabras se arras

ía ama a estos animales. Tú los

o. Me arrastró fuera del re

o-. Que te cosan. Y lueg

lla no te

on a Bruto muerto. Espumando p

ojó un paquete de veneno sobre mi ca

a. Mi brazo estaba vendado, pal

-dijo Dante. Su voz era aterradoramente sil

caleras abajo. Abrió de golpe las pesa

helada, convirtiendo los adoqui

llate -

avor. Me esto

íllate!

río empapó mis delgados pantalones al i

que entiendas lo que

golpe. Oí el pesado

rtió en aguanieve. Mi cuerpo comenzó a temblar viol

na de la cálida y d

ba en el suelo, con la cabeza apoyada en su rodilla.

n rey en

campesina murien

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