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Historia

Capítulo 3 NATHANIEL

Palabras:4008    |    Actualizado en: 29/08/2021

llenado el espacio en la zona C? —inquirió Henry co

ue veía de él, pude notar como tragó saliva, aclaró su gargant

C es la única que se ha mantenido en blanco. Hace poco vino el arquitecto para saber qué querría hacer en ese espacio, le d

de la silla giratoria rodeando el escritorio para llegar a la mesita que estaba a la par de este, donde el licor un vaso de cristal yac

formó de absolutamente nada —confes

punto fijo en la pared negra del

lter mientras miraba a Henry—. En ocasiones

solo asintió volvien

ole una mirada al castaño—. Sé perfectamente qué

ra Henry, pero para mí simplemente aburrido. Quería que aquella conv

re definitivamente no iba a poder acostumbrarme a aquella rutina. Me resultaba desgastante el hecho de solamente trabajar por las noches, hubiese p

divierten más

etó Henry esta vez dirigi

piernas colocando mi tobillo sobre mi rodilla opuesta. Mi man

earon hacia un lado, yo acerqué el cristal a mi

y a Walter sin siquiera mirarlo—. Para ese entonces segu

salió de la habitación dejándonos solamente a mí y a Henry. Él me miró, soltó u

o? —preguntó mirándome co

on una ce

e deberías de hacer en ese espacio?

fue todo lo que r

alara por mi garganta. Exhalé, apretando la boca y después mirando un pu

y música, máquinas de juego —apunté después de relamer mis labios—. Pe

e siguiese hablando, pero cuando se percat

para hacer un área libre

para hacer unas escaleras o un ascen

ascensor que llevan al

rto —le miré despreocupado

su mano. Pareció captar pronto de lo esp

uya un cuarto piso? —

e miré encogiéndome de hombros y después di otro trago—. Aunque te sugeriría que con ese piso complementaras el lado del club y no el lado del casino. A los jóven

l vaso con apenas unos cuantos hielos

decir detrás de mí—. ¿No crees que deb

a para volver al sofá

evo porque en algún punto aquello será meramente aburrido para los clientes. Construye algo nuevo

pués mirando el reloj

comentó Henry como si fuese algo obv

e libre los va a hacer querer venir. Ten por seguro que el primer día va a haber una larga fila de jóvenes

ntras al parecer mis palabras hacían cier

alzando su vaso hacia mí—. Bastante emp

en

imiento—. Tengo que irme. Ma

o para ti? —preguntó Henry antes de que pudiese dar

ista en un punto en específico en el suelo, al mismo tiempo que arr

eses lejos de Nueva York. ¿Me había beneficiado? Bastante. ¿Deseaba

jar ir toda aquella ira a pesar de que sabía que no podía confiar del todo en Henry. De su hijo mayor mucho menos. Tenía estrictamente prohi

o llegamos a Los Ángeles y Henry me enseñó el lugar, aquel idiota se dignó a cruzar la puerta y poner un pie en la misma habita

ó, Vaughan'', se burló en mi cara despué

que le hacía y me rogaba por más. Que chica te tenías esc

irvió en es

rajo que fuese su hijo, no me importaba que fuese parte del proyecto del club. Definitivamente no quería volver a verle en mi

Noches en las cuales me preguntaba qué había pasado. Cóm

recer. Quise buscarla, sabía que no estaba en Nueva York, Jessica me lo dijo, pues Thiago le había

cidí no buscarla, porque si ella hubiese querido que lo hiciera, sé que de alguna manera me hubiese dado una señal. No lo hizo. Entonces entendí

odo fue simp

Aquello era

visto parte de

odía ser tan estúpido en que la idea de buscarla pasara por mi cabeza? No podía permitirme e

peores maneras, y era algo

miendo mis labios—. ¿Me darás

areció en su r

hacia mí—. Lo demás lo dejo a tu decisión. Aunque dudo

sin despegar s

tara, pero sabía que todas esas noches de juego, su fruto me ayudaría en algún futuro el día q

mirar el reloj

le y sonreí de lado—. Pero en estos mome

geramente entrecerrados. Sonrió.

ó sonriendo—. Esperaré con ansias a tu

o hacia las grandes puertas de aquella habitación. Justo cuando mi

estos meses en tu antiguo apartamento, espero no te sea molestia el que

quería hacerlo. Ahí había dejado una parte de m

cosa? —pregunté fr

escritorio, dejó el vaso y se recargó en este mirándome—. Dos veces a

é la

ba mal. Definitivamente er

y salí de ahí siquiera sin darle

de de camino a la salida me topé con Walter quien

e ahí adentro? —me repro

nr

té con una ceja alzada mientras ahor

e de la zona C. Todo es culpa del estúpid

s que un niño mimado, Wa

lamente pasearse por aquí para conseguir muje

clientes. Era trabajador, joven, inteligente, aunque ante la presencia de Henry solía cohibirse. ¿Quién

gradable y era una buena compañía en ocasiones, pues lo parl

e lo ofreció —comentó entre dientes cuando sali

se —dije sin importancia

endido que las demás veces—. Eres un

as ya estando dentro presion

preguntó cuando las puertas del asc

s de mis manos dentro de lo

iempo? —cuesti

lcé una de

para no quedarte solo

preferiría eso —m

egas, después volver a Nueva York —lo miré de reojo y palmeé su hombro—. Tú

s puertas del ascensor s

niel! —exclamó cuando me a

a jueves, por alguna extraña razón el lugar estaba que r

po te vas? —preguntó cu

junto a la

—dije sin en realidad

abrir los ojo

do ir por tres meses? —inqui

rí la puerta saliendo de ahí

ón propia. Porque puedo y quiero —reafirmé se

a decir, pero se detuvo, pues su m

é mi rostro para mirar qué era lo

na sonrisa divertida y coqueta. No. Me miraba a mí, porque en cuanto la miré su sonrisa pareció ensancharse más. Llevaba un

a despedida esta noche —escuc

r de mirar a la chica que de pronto se

te sed

ga al valet parking

a vida se reía de mí por tener que escuchar aquel nombre más de lo que desearía. En realidad, siquiera quería volver a escucharlo. Irónicamente su nombre era uno bastante peculiar

je aún con la mirad

olo la pronunciación de aquel nombre. De pronto me había puesto de mal humor. Quería solam

o una lucha constante conmigo el escuchar ese nombre, pensar en ese nombre, imaginarlo. Simplemente no podía. No más. Había

e después acercándome al chico qu

e acercó a donde la

que le traiga su auto?

en

s metía una de mis manos en

volvió a divagar en aquel nombre. No importaba que hiciese, de alguna manera siempre se conce

no podía negarlo. Tenía buen cuerpo, las curvas se hacían notar por debajo de aquel vestido. La mir

rió de lado de manera coqueta mientra

efinitivamente podía pasar un buen rato con ella. Pero a

a dejar que me arruinara de es

ida y quien sabe con cuantos habría estado después de mí. Había estado con Bastian. Sebastian. Ha

o a mi cama a algunas chicas durante los últimos meses. No muchas, apenas lo había hecho, porque una par

—escuché al chico cuando

extendió l

había quedado en Nueva Yo

erce

de borrar ese rec

e. Era nuevo, pero no se comparaba a mi preciado Audi que el dí

ños atrás. Suficiente eficaz para e

detuve. Me acerqué a la puerta del copiloto y la abrí para después darme la vuelta y mirar a la rubia. Esta

su nombre mirándome

rraba contra su cuerpo, supe que era una chica hija de papi. Sonreí como respuesta, asentí. Al parecer esta esperaba que le

eraba que lo hiciera hasta que a medio

e ya sabes? —revelé mirándo

mordiéndos

arecía ser una chica ingenua

eguntar por tu nombre

finitivame

rarla

os, la ayudé a hacerlo. Subimos hasta mi piso. En silencio, nos mantuvimos en silencio sabiendo qué era

para colgar de este en el armario. La rubia miró el lugar con atención, casi embobada con cada deta

su bolso sobre el sillón. Me miró con una

—preguntó ladeando su cabeza dand

de eso. No quería rodeos. Simplemente quería

a me respondió igual, siguiéndome aquel juego mientras sus manos se aproximaban a mi camisa queriendo desa

boca la cual me recibió de la misma manera que hacía unos segundos. La empujé suavemente, lo suficiente para que avanzar

logró decir

ecí a centímetros de su boca mientras m

ndicada para olvidar. Poder olvidar. Olvidar sus labios. Olvidar su piel. Olvidar su

ndiéndome en otra piel

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