img Skyfall © - Parte III  /  Capítulo 5 VALET | 29.41%
Instalar App
Historia

Capítulo 5 VALET

Palabras:3292    |    Actualizado en: 30/08/2021

elo, sabía que seguía sufriendo la pérdida de su padre. Tampoco era algo que necesitaba hablar del todo, sus palabras habían sido sufici

onas siempre le habían hecho creer que era él quien había hecho algo mal y Nathaniel no era así. Nathaniel era un buen hombre, un hombre que había salido adelante de

s llevado con nosotros cuando salimos del país. Después de todo había tenido que ser en cubierto y bajo

abra—. He arreglado ya el asunto del vuelo, será uno privado debido al estado de Nathaniel. No pueden quedarse ahí, mucho menos en el hospital. Alguien de E

unté sin poder evitar tartamudea

corrió todo el cuerpo ante esas palabras—. Sobre todo ahora que llegue a enterarse de que Nathaniel no ha muerto. La noticia no tardará e

aún no pued

iento por unos días más en Pensilvania y de

ción a la puerta de la habitación donde Nathaniel yacía,

ó William y apreté la

el teléfono sabiendo

cionado? —inda

o sobre la camilla con la mirada completamente ida. Un hombre le cambiaba algunas cosas en la jeringa que tenía en la mano, al igual que la

de los próximos días —confesé volviendo a

e pensaba igual que yo. Podría incluso empeorar su

o será mucho más fác

rocesar toda la informa

dremos que irnos? —pre

í e

aniel pudiese escuchar incluso teniendo u

l funeral de su padre. Sería muy predecible el que vaya

aber organizado este porque había estado días sin despertar desde la cirugía, desde el atentado. William se había tenido que encargar de absolutament

nitoreado por infiltrados y en dado caso de que se presente alguna amenaza ellos ya están listos para

eculiar que yacía en los hospitales. De nuevo me dieron nauseas y abrí los ojos para evitar más mareos. Miré en direcció

hacer ahora? —preguntó con cierta del

ente para que este pudiese permanecer ahora un poco más sentado sobre esta. Podía notar como su entrecejo estaba li

ación que había tenido que revelarle. Quizá no había sido el momento correcto, pero no había tiempo, no podí

empo Nate había tenido que encargarse de controlar la seguridad de ambos, ahora me toca

teléfono aún mira

mayoría de las prendas yacían ya dentro. Luego escuché el sonido de platos y un sartén y sabía que se trataba de Nate haciendo el desayuno, sin embargo, me daba miedo dejarle solo de nuevo. Lo había estado de alguna man

con justa razón, pero a pesar de ello aún seguía manteniéndose en forma. Aquel trazo en su espalda volv

mad

ojos de Nate estaban concentrados en la estufa. Me quedé junto a la barra con ambas de

eguido tortillas? —

yuelo en su mejilla, después me miró de reojo y ladeó la cabeza mientras

e pedido que traigan, existe un servicio para que un repartidor pueda ir a una tienda y traer lo qu

i atención realmente hubiese ido a

la ventana del otro lado que yacía abierta—. Has abierto la ventana —m

natural, ¿no? —

palabras tenía que decir en ese momento. No sabía la manera en que tenía que tratar la manera repentina en la que Nate trataba de aparentar que todo iba de maravilla, y

empre había sido

todo —inform

unos segundo

miré sorprendida, aunque tratando de

nté tratando de no p

nti

estas en Francia? —pregu

de una manera divertida y expresiva que había

mos que ir a Esp

as ahí y después iremos a España —explicó mirándome mientras tomaba una cajita de salsa de tomate y vertía el líquido e

loteaban dentro de mi pecho y no sabía que emoción tenía que demostrarle a Nate en ese momento. Sentía miedo, emoción, ad

do la barra para llegar hacia mí—. ¿Qué tienes? ¿

nque Nate fingiera que él ya estaba bien, sabía que no era así. Necesitaba ma

, bajé la mirada y luego al desvié a otro lado—. Sabes que tenemos que manten

r todas partes, preciosa, pero podemos visitar y disfrutar de nuestra estadía. ¿De verdad piensas que vamos a estar en este continente s

negando y mirándo

aciendo que sus cejas se juntaran un poco. Me miraba extrañado má

con sus pulgares. Había incluso extrañado esa simple sensación, tan solo el roce de sus yemas e

? —trató d

casi un suspiro en forma de sollozo sale por esta. Tragué sa

bemos que todo está mal. Sabes que no estamos aquí por unas grandiosas y maravillosas vacaciones, sabes que no estamos aquí porque

V

tó la voz y tuve que tomar aire aferrando mis manos a las muñecas de Nate—. No podemos darnos el lujo de pasearnos como si nada hubiese pasado, y tú tampoco necesitas fingir que está

calidez que mi cuerpo necesitaba. Me besó lentamente y casi me derrito debajo de su tacto sobre mi rostro por como su boca lograba calmarme movié

abría haciendo que mi aliento se combinara con el mío y casi suspiro al sentir el roce de su lengua en mis labios y después en la mía. Su mano se deslizó desde

trañado esa sensación y todo este tiempo el saber que lo tenía cerca de mí, pero que no podía hacer nada más, creo que era lo que m

labios rozarse con los míos. Nuestras respiraciones se mezclaban y yo no podía dejar de mi

jar que esto nos consuma, y sé que tenemos que luchar —su pulgar se deslizó por mi barbilla y mentón—. Pero estamos juntos. Estás aquí y yo estoy aquí, y tampoco voy a dejar pasar las oportunidades que tenemos de poder disfrutar de estos momentos juntos. Porque no quiero perder más tiempo. No quiero perder más tiempo contigo, Valet. No quiero perder ni un maldito seg

at

bre mi boca impidié

ades, sin importar que nos persigan, sin importar que tengamos que recorrer todo el mundo para no ser atrapados. Quiero vivir ca

ta a la vez, como si cada palabra que hubiese salido de su boca las hubiese repetido en su cabeza u

tengo a tu lado, Tarzán —volvió a hablar juntando su frente con la mía—. Estamos

apo que aún podía lucir en ese estado. Mis manos se presionaron en su pecho desnudo, bajé la mirada y al hacerlo fue imposible no clavar esta en la marca en su abdomen, aquella que era un recordatorio de la cercanía que tuvo a la muer

único recuerdo —dijo acariciándome el mentón y la mandíbula—. Haga

el deseo, la emoción y aunque había una pizca de miedo, sabía que no t

olvidar, pero tampoco podíamos q

capábamos, pero lo

tir desperdiciar un segundo a lado del otro. No

ran odisea, una gran aventura donde el pelig

mirándolo y este frunció el ceño totalmente confundido po

irándome con la cabeza ladeada

en

que pasar por desapercibidos, ¿no? —pregunté y entonces e

ja y despué

acomodando un mechón detrás de mi oreja—. Pero, podría aco

ó. Fue un beso tierno, lento, menos duradero que el anter

tonces, Tarzán —susurró en

Instalar App
icon APP STORE
icon GOOGLE PLAY