img QUIÉREME, SÁLVAME  /  Capítulo 5 CAPITULO 4 D O L O R | 13.51%
Instalar App
Historia

Capítulo 5 CAPITULO 4 D O L O R

Palabras:2197    |    Actualizado en: 16/10/2021

er

regado a él,

raba algo con el amor de su vida, me sentía vacía, no lo

o impaciente al principio, me preguntó en todo momento si estaba bien. Acepte. Di mi consentimiento lleva

tan íntimo, y hasta cierto momento quise guardar ese momento eternamente y quedarme envuelta en sus brazos. Una burbuja,

sada lo acompañaba a todas partes. Su casaca regada en el suelo debajo de nosotros ya nos acobijaba, mis ropas tendidas

la tardanza al abrir el local, porque si, se l

ando, también porque no creía que podía asistir el sábado, estaba un poco indis

i inasistencia de hoy, por supuesto que no

egar y eso me ponía de mejor humor, aunque Josué no p

*

ón, ¿no? —llevaba diez ve

ida no soy —vu

que ese hijo de puta se reproduz

an irresp

si lo e

cólera sabiendo que yo fui qu

ente lo puedo pudrir en la cárcel.

—inquiero

esa pregunta ya la había escuc

N

n hijo de

ta quemando. Fatal era poco para de

in amarte a ti primero —culmina estrechánd

*

primeros días que casi no probaba bocado, preferían darme mi espacio y eso lo agradecía. Tanto como a Josué, quien se aguantó las ganas de ir a matar a Nico

cas y consultorios de planificación familiar, servía de mucho prevenir un bebé no deseado, así como e

rato conmigo se despedía hasta el próximo día. No vi necesario preguntar, pues sus motivos tendría, y el andar de chismosa solo podr

un par de gritadas, pero eso era todo, él vendría al

edes retirar —Cecilia, la dueña del

rarle las horas de cada cabina que estaban cumpliendo a través

*

suponía que él se iba de fiesta los viernes por la noche y apagaba su celular hasta el

a y al centro de mi cama,

a ansiedad y curiosidad así que m

s estaba entrando.

es a que Yari vaya hacia allá, demoraré un poco, pero espérame prec

n me encontraba media dormi

ncio a través de la otra línea —¿sigues

¿p

al

la se enciende varias veces avisando una notific

sa —el tono de voz ahora es severo, s

ficación —digo viendo el apa

no lo abras hasta qu

renegar—. Esperaré a Yari, gruñón.

y que todo lo que hago es por tu bien, ¿ciert

, eres mi mejor amigo

a llegar, no hay otra razón para explicar la melancolía que me llega de sopetón. Son pocas veces las que m

llegan. Pienso un poco si debo abrir o no la ventana de

p

la ventana que tiene como nombre

—, unos mensajes un tanto secos como los de mi madre y otros burlones

a mi prima. Doy en descargar y espero impaciente a que termine, lo que p

uizá sea un curso que haya llevad

tendría envia

arece. Ahí aparece mi prima, sosteniendo a un chico rodeando su cuel

9

0

a mi prima, quien al parecer está en una fiesta,

u rostro, una que contagia. Hace una seña con la

poco a po

o

menos

uede.

ando él la coge de la cabellera

celular, las mismas imágenes se repiten en mi cabe

quería que lo supiera todo el mundo.

i

N

el

son capaces de salir. Yari pega mi rostro a su pech

otra vez, pe

mi rostro en

uiero es

ta un agudo grito que es escuchado por toda la habitación—. ¡MA

furia, para después verlo caer en añicos. Sin embargo, la

manos desesperada querien

N

pasando esto a m

s. ci

esán

rrespon

fui. Que

ÉL, YARITZA, NO PUEDE SER, MALDITA SEA! —solo soy capaz de escucha

estáticos. No los esc

ero ver

on fuerza —¡DÉJENM

brusca, papá es el siguiente quien consigue retenerme, h

he, el espejo empotrado a la vitrina. Siento que intentan retenerme y es impos

locidad por mis venas y mis arterias, mi respiración se encuentra acelerada tal como mi frecuencia cardí

lo cuando se acerca a mí

por teléfono, sabía lo que había ocurrid

as cuando no estaba enojado. Dejé que me tuviera, mi primer amor, mi primer beso, mi primera vez. Todo ese ti

l, pero de que había manipulado mis sentim

idad mató

mí me d

pronunciar palabra sin quebrar mi voz. Debí hacerles caso

tada en la misma posición—. Duele Josué —repito las palabras que m

cosa de momento, seguí ahogándome en el llanto que suavemente

o saben el significado de hogar. Lloramos más de lo que reímos y retrocedemos en vez de avanzar. Y cuando llega el momento de darnos cuenta, de aterrizar, caemos. Se convierte en un viaje sin retorno, donde rezas por regresar y actuar de distinta manera, ignorar sus palabras, rogar porque

Instalar App
icon APP STORE
icon GOOGLE PLAY