img La sonrisa sumisa: la jauría de Alaior  /  Capítulo 3 Ataque a traición | 10.00%
Instalar App
Historia

Capítulo 3 Ataque a traición

Palabras:1893    |    Actualizado en: 30/11/2021

otro de su misma lobera, escondidos en el apartado contiguo al que ella ocupaba en lo

y una mirada de furia que hubiera espantado a cualquier mortal vulgar. No era ese el caso

no tiene nada que rep

que además demostró una gran desfachatez al reír las palabras de su amigo, aunque estas no contuvieran nada por lo

rueba de madurez! —Los ojos almendrados de la enfurecida mujer lobo parecían echar chispas. En su

por tramposa! ¡Igual que Wando! —Eron dio un paso adelante con la intención de salir del c

do golpear a cualquiera de los dos como un simple ac

o. Sus rasgos faciales resultaban atractivos a la vista, aunque su expresión reflejaba su tendencia a usar más músculo que cerebro. Por el contrario, su amig

su desprecio cuando Eron pasó por su lado—. Esta acti

oz estridente, todavía en el inte

n. La mujer lobo, aún siendo sorprendida por el traicionero ataque, supo evitar los dientes del despreciable licántropo dando unos pasos hacia

también le había sorprendido la agresiva actitud de su amigo, y solo sup

lobo como ella, que no era especialmente grande ni sobresaliente en las peleas. Eron, el hijo de Hamer y de Kristey, era harina de otro costal, siendo el típico chico

adme! —exigió la furiosa la

continuación, Ánkel le propinó un puñetazo que

za femenina, le sorprendió el golpe que su amigo le dio. La impresión no hubiera sido la misma de tratarse de cualquier ot

vió el puñetazo al otro. Cuando Ánkel cayó de espaldas con el hocico sangrando, ella quedó completamente liberada, aprovechando para empuj

hacer caso de la sangre que le caía de la nariz, corrió tras la mujer

teniendo: por un lado deseaba dejar la persecución para no seguir dañando a Alaxa, y por contra se veía obligado a ayudar a s

que tampoco sintió el intenso frío del deshielo de las montañas. La oscuridad de la noche se había adueñado del valle, pues el tiempo había corrido en favor de las estrellas desde que la joven cazadora salió de la tienda de campaña en la que había dejado a Wando dormido. Por suert

, la dedicada por cualquier perro, lobo o licántropo para mostrar sometimiento a otro de su especie, pero no estaba dispuesta a doblegarse por esos dos inútiles. Corrió hacia el campamento en cuanto toc

n remolino en la tienda. El sobresalto hizo que el joven cazador diera un paso at

ecir al reconocer a su amiga

a, sintiendo alivio al verle a salvo y

os dientes. Enseguida pensó que su mejor amiga se encontraba en apuros, y que fuese lo que fuese, le

ara tranquilizarla, notando el calor de

a conservó sus manos posadas sobre sus hombros mientras él la rodeaba por su cintura. Si Alaxa no tuviera t

ate, pudiendo así disimular su propia vergüenza con el rubor de la ira. También, a consecuencia de su sincera indig

do, Alaxa —exigió, Wando

transfigurada de bestia, decidiendo retomar su forma humana para calmar los ánimos de su compañero, y lo

tados —dijo al notar que él se iba a levantar. Hizo presión hacia abajo

pertar en la tienda tras la siesta, cuando se fue luego a las duchas para asearse, cómo d

ido—. ¡Voy a cogerlos por el cuello hasta estrangularlos! —Se pus

ver nada, solo podemos enredar más el asunto. Es mejor que antes se lo cuente a Bredo, él podrá interceder por mí ante el líder d

pero eso no resta ira en mi corazón. Vayamos a la tienda

on su amenaza, estrangulando a los dos cobardes que la habían asaltado. Saber que él se preocupaba de ella con tanta intensi

n el corto trayecto que les separaba. Había movimiento entre las tiendas, estando en todo momento rodeados de sus amigo

r encontrado a su jefe y guía a la primera. Al hacer a un lado la tela de la entrada, previo aviso de su llegada, se encontraron con que había una inesperad

Instalar App
icon APP STORE
icon GOOGLE PLAY