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Historia

Capítulo 7 Candente.

Palabras:2277    |    Actualizado en: 07/04/2022

Joh

or sus besos, ese que se volvía demand

corazón palpitaba erráticamente. Sentía como un hormigueo me recorría por completo y como mi sexo s

, porque de lo contrar

desviaron hacia su cuello, mis traviesos dedos querían acariciar su sedoso cabello, así que ellos muy h

lda con posesividad. Su boca viajó hacia mi cuello, sus húmedos besos me estremecieron, haciendo que mi piel se erizara y él lo notó, mis caderas estaban listas para

ar

uedo... no qui

apartó un poco y buscó mi mirada la cual l

bemos detenernos, no qui

u lado. Traté de desviar mi mirada, la vergüenza empezaba a aparecer, pero el me detuvo t

lo que provocas

na confirmando sus palabras. Sus dedos acariciaron con cuidado mi

estragos en mí, preciosa Sara. Perdóname, por favor, perdona a este imbé

abras. Sonreí como una tonta. Quise decir algo,

labios y luego volvió

rte como tú lo mereces, solo necesito que me enseñes, seré

or sus últimas palabras. Era lo más dulc

a él en

r correspond

sientes mejor, no q

omentario, sabía que estaba hu

hiciste, nunca pensé que Salomó

o quieres deja

mpañaras esta noche,

sismo hacía acto de presencia, me gusta s

e manera

esperaba e

o aquí, pero temo que su i

to que quería, porque lo vi

teneces para que h

pero no les negaré que me gustaban mucho sus indecisiones, me sen

os hacia él, sé que acepté su propuesta de matrimonio, pero no estoy prepara

cé un bufido que s

¿Sobr

que siento por ti, nunca he

iento por Charles, diciéndole a la cara que me gusta,

premio, sus ojos brillaron y me pareció ver un poco de rubor en s

me tomaste por sorpresa... Bueno no

boca, no quería que

nfirmaron lo que

, pero me gustaba saber que él me hacía sentir no solo ma

la garganta—. Ve a descansar qu

der la oportunidad de poder deleitarme contigo toda la noche... Mal pensadas

eres...— Mi mirada recorrió su cuerpo completamente,

uspirar hondo. Era más qu

lo que t

, tengo una sola cama, pero es lo s

me siguió como las

e queda bastante grande

s y me pegó más a él, mi espalda chocaba con su fuerte y amplio pecho, acercó su cara a mi cuello y aspir

sé si pueda soportar tenerte tan

abes cuanto quisie

oción. Mi cuerpo y mis piernas temblaban, mi cabeza me decía: “cuidado Sara, tanto negarte y ahora mír

i cabeza a un lado para darle más acceso, sentí su otra mano retirar mi cabello y su boca se apoderó de mi p

o mi cuerpo se estremecía, mis brazos subieron h

ás se

í.

ón salió com

tant

viando miles de sensaciones maravillosas, sus manos se metieron bajo mi camiset

aricias por encima de la tela de encaje de mi sostén, sin apretar, sin maltratar, sin torturar. Mis pezones se endurecieron de inmedia

! Ch

aciendo que mi trasero se restregara en su entrepierna, su lengua

aah

tuve más,

o juegue

ócame,

cadera. Mis brazos se amarraron en su cuello para sostenerme. Me besó con posesividad y me llevó a la pa

ería verlos, pero

lo pedía permiso par

es, mañana me

a los ojos, sus orbes azules eran

te tocaré. Cuando te haga mía será para siempre sin remor

mis pechos, los apretó y los sacó de mi sostén para llevarlos a su boca, mi mirada viajó a esa escena y m

taban, la humedad de su saliva hizo que sintiera el frio del ambiente, mis caderas b

ó. Me miró como pidiendo permiso, ante su mirada asentí y su mano se int

estás

rlo, no lo dejé hablar, me da

eran en aumento. Uno de sus dedos se abrió paso entre mis pliegues y se acercó a mi ent

que d

lo. Bajé una de mis piernas de su cadera y el sacó su

ar

ier otro pensaría que soy una

descansar

e hizo mirarlo a los ojos, levant

bajar la

cho, nunca, soy

mis pantalones y se la llevó a su boca. Saboreó sus dedos como deleitándose y lanzó un g

e. Sacó los dedos de su boca y se pasó la lengua por

tomate mirándolo sin

tiempo, porque cuando lo

que había quedado en el p

el aire que t

a, mis piern

e e indeciso que tenía por jefe. Cuanto deseo que siga siendo

os, que cos

ité la ropa para colocarme una pijama

e me quedó

da al baño, se veía tan... varon

se te

e ves

de ositos que no era más que un camisó

mento y llevamos nues

duermo de

rvios por saber que esta noch

o dormiré d

ma que me correspondía. Él no se movió, solo me observó at

él hizo lo mismo, pero dejó la luz encend

desca

ambié

con la espalda recostada en la cabecera. Será qu

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